Acabo de regresar de una visita a un jardín de infantes, lo cual siempre me pone de buenas, porque esos guapos y guapas cuatroañeros me caen muy bien. Tenían que hacernos dibujitos, y una nena me dijo: 'te voy a dibujar a ti'. La convencí de que había cosas más interesantes, pero de repente me dieron ganas de pedirle que me dibujara un cordero.

No, Dael no estaba soñando, sé muy bien que estamos en vacaciones, pero se trataba de un curso de invierno.

Llegué tarde al cine y no alcancé Neverland. Aerdna y yo nos fuimos a comer, a discutir nuestros dilemas vocacionales y a ver libros. Ella se compró un Huckleberry Finn para ayudarse en sus clases de inglés. Vi un par de libros de historia que me parecieron muy interesantes, de un señor Elliot. A ver qué logro averiguar. Y (ahora entenderán tanta buena onda) encontré ¡por fin! El oro del rey. Ahora solo necesito un fin de semana adelantado...

Mientras venía en el bus, ví un cartel que decía:

No hace falta que sea a golpes. La violencia doméstica siempre es brutal.

Eso me reconcilió un poco con mis previas experiencias buseteras. Es solo un cartelito, pero tengo la esperanza de que alguien lo lea y lo reflexione, y eso lleve a que ese alguien y sus alguienes cercanos sean más felices un día.