Mostrando las entradas con la etiqueta yo. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta yo. Mostrar todas las entradas

febrero 05, 2007

Otra de Pratchett

Al fin terminé Interesting times. He estado saltando de aquí para allá por diversas razones, casi todas involucrando:

a mí y a alguna deuda por pagar,

a mí y algún objeto que arreglar o encontrar de urgencia o,

adivinen qué, ¡a mí! y gente a la que ayudar con algo bajo amenazas de resentimiento eterno (después de mucho chantaje emocional).


En suma, he estado viviendo mis propios tiempos interesantes, y por eso solo leía en el bus; pero ya ayer me dio vergüenza tener como dos semanas estancada con lo mismo y me decidí a que no comería ni dormiría hasta darle la vuelta a esa historia. Bueno, en realidad sí comí, porque mi mamá insistió y puede ser que yo no haya puesto mucha resistencia

Me ha conmovido menos que Small Gods, porque en vez de cuestiones teológicas este se centra en el heroísmo y sectores aledaños, pero me he reído en iguales cantidades con esa risa extraña de cuando creo que estoy sola, de modo que mi mamá pasaba por mi lado dándome una ocasional y condescendiente palmadita en la cabeza. Se salva porque es mi mamá, pero el resto de gente que hace eso no sabe lo cerca que está de que les devuelva el golpe.

Hay una horda de héroes legendarios. Tan legendarios que huelen a geriátrico. Hay un mago inepto que lleva una maldición por donde quiera que va. Hay un libro ultrasecreto titulado 'Lo que hice en mis vacaciones'. Hay un grupo de académicos cobardes, mucho comerciante informal, originales consignas revolucionarias, y una guerra de lo más civilizada. Y una fuerte apreciación de la vida como máximo bien, especialmente si es la propia, especialmente si se la puede conservar el mayor tiempo posible.

Si pudiera tener una conversación con alguno de los personajes, sería con Rincewind, (aka el mago inepto con mala suerte). Creo que sería divertido comparar pesimismos. Cuando a Rincewind le empieza a ir bien, él se resigna a que algo contundente aterrizará a continuación sobre su cabeza. Been there, etc.


Supongo que eso amenizó el fin de semana. (Mi concepto de ameno puede diferir un poco del original.) Al fin he visto Qué tan lejos. Lo único que realmente no me gustó es el final, porque esos últimos segundos se pudieron haber aprovechado mejor, pero por lo demás, me entretuve. La Tristeza tenía un aire a Paulina, pero también puede ser que es la única amiga quiteña que tengo y tons estoy un poquito condicionada. ¡Ojalá no le moleste el comentario!

Por lo pronto, y a más de todas las películas de dibujos animados y fantasía que quiero ver este año, hay dos que, por culpa de ciertos comentarios, me falta ver. Children of Men (que me la debe el Conejo) y El laberinto del fauno. Si alguien en quien confío para estos asuntos me dijo que comparada con estas dos Babel no es la gran cosa... Significa que es mejor que me cerciore. Por lo pronto, estoy en proceso de desintoxicación de anime -no se descarta una recaída- y empezaré con el primer número de Lemony Snicket, serie que voy leyendo saltada. Después de eso no sé lo que haré, porque se me acaba la mercancía, y la sola idea logra preocuparme. No tengo cable, y en la desesperación, uno puede terminar viendo televisión local (suerte que ya pusieron Los Chicos del Barrio en televisión abierta).


Líbranos del mal.

febrero 01, 2007

Oh, joy

Por eso es que yo quería que este año llegara...


Ayer tocó la prueba del vestido que usaré en la boda de Lindasam. Ella no sé de dónde sacó el dato de que en mi ropa usaron menos tela que en la de las demás chicas ¬¬. Sospecho que no me mintió, solo estaba siendo cruel. Apoya el hecho de que cuando me medían el largo de la falda, una de las costureras me preguntara si ya me había puesto los zapatos ¬¬.


Morirá.

enero 29, 2007

Reporte de daños

¿Se han encontrado alguna vez en medio de alguna fiesta de pueblo? Lo lamento por ustedes. Lo más cerca que me he encontrado es en la misma manzana, y no ha sido muy buena experiencia que digamos.

Este fin de semana me fui con Mille a un pueblito en la Península. Yo solo había pasado por ahí una vez, por trabajo. Apenas recordaba que había un mirador bastante simpático al que subimos ya de regreso.

Creo que se graduaban los chicos del único colegio del lugar. El sábado en la tarde que llegamos los vimos pasar por la calle principal. No eran muchos. De hecho, solo vi dos o tres chicas. Así que no me imaginé la que se iba a armar.

Por la noche, vimos un numerito masomenos (los músicos eran buenos, pero habían venido de visitar a Baco), buscamos desesperadamente un lugar donde vendieran agua que no estuviera al ambiente (no conocen el uso del congelador en ese lugar), tratamos de remediar los destrozos causados por mis pésimas dotes para empacar (por estar discutiendo/mensajeando/leyendo mientras guardo las cosas), matamos insectos (es decir, Mille los mató), le huimos al grupo que quería irse a farrear nosedónde (y que por lo visto no era muy ducho en captar indirectas), y nos fuimos a dormir temprano, dizque para salir a primera hora de la mañana a aprovechar la playa.

Tan zanahorias, nosotras. No contábamos con que la fiesta de los graduados duraría hasta las cuatro de la mañana. Que harían una escogida mezclita de música tecnotropical. Y que el animador, a eso de las tres, empezaría a reclamar primero, y a suplicar después, porque lo sacaran a bailar.

Al día siguiente no sabíamos si había sucedido, o lo habíamos soñado.

Según nosotras, estuvo nublado, pero el agua no estaba fría, así que la pasamos bastante bien. Si no contamos las veces que tuvimos que esquivar fundas, cartones, botellas y demás desperdicios que los viajeros alegremente lanzan por las ventanas de sus vehículos en marcha, no hubo inconvenientes.


Mi mamá ya me declaró carbonizada. Mi papá dice que con que sonría es suficiente. Sé que el Conejo anda por ahí difamándome. Yo mejor esperaré a terminar de cambiar de piel para dar una declaración oficial de los desperfectos.

enero 26, 2007

Mi idea de un meme

Lindasam y Nita quieren saber qué necesito para trabajar. Yo les diré.

Paciencia, mucha paciencia. Trabajo con mi jefe, un señor genial pero temperamental, con el que casi nunca coincido, que según parece me aprecia, pero detesta/no puede comprender que sea tan taciturna. Con el ente, un diseñador al que considero buen artista, pero que se siente con derecho a todos los clichés de su especie. Es desordenado, inconstante, irresponsable, inmaduro... Y dibuja lindamente. Con mis compañeros de oficina, una decena de personas que van desde una de mis mejores amigas, Mille, a quien le puedo mandar de vez en cuando (o de quien puedo recibir) uno de esos bonitos emails que dicen YA ESTOY HARTA, hasta una mujer brillante pero histérica que se sienta diametralmente opuesta a mí, y que en este preciso momento acaba de golpear el teclado y soltar un collar de perlas, y no precisamente las de la abuela. En un momento terminará de maldecir y empezará a llorar, y habrá que consolarla.

Mi amiga la paparazza, que tiene buen corazón, pero corazón de madre superiora, y para mi consternación me ha visto cara de novicia.

Y muchas, muchas, muchas restricciones, al parecer solo comparables a las que tiene Xica en su trabajo.

Si no me gustara tanto escribir, y si no estuviera descubriendo que Dios me ha puesto aquí para explotar la potencialidad tolerante de mi carácter, hace rato que me habría marchado. Eso, y no tengo uniforme.

Escribiría con lápiz sobre cualquier papel. Si no tuviera paciencia -se está estirando, se está estirando, se rompe...- no podría hacer nada.

Raaayos

Yo del conejo tendría más cuidado >_<.

Ayer la regué y mejor ni les cuento qué fue porque me caen a golpes, así que vine ultratemprano para ver cómo arreglo esta situación. Demonios, supongo que esto supera a la vez que me reí de Al porque se le cayó la cédula en el cine. Ya me imagino el trámite que se me viene encima. De solo pensarlo se me quitaron las ganas de irme a ningún lado este fin de semana. Nah. Me quedaré en casa meditando acerca de lo mala persona que soy, y cómo todo esto se refleja en la pésima suerte que me manejo a veces.

Maldición, lo peor es que ni siquiera puedo decir oh qué horror, estoy salada, porque si bien perdí algo ayer, hoy encontré plata en este abrigo que no me ponía hace tiempo, y además apenas llegar hay un par de páginas ya impresas en mi escritorio, más dos libros míos que se supone que el orquito no ubicaba por ninguna parte.


Ay, dioses, por qué seré tan descuidada. Me odio, me odio, me odio, me odio.

Mentira. Me amo tanto que espero que hayan encontrado lo que perdí, y que me lo devuelvan sin más.



(Hint: me siento muy muy mal y el verdadero propósito de este post es que todas esas almas piadosas que deambulan por ahí aparezcan a decir tranquila que no fue tu culpa, Daelita. Pero algo me dice que eso no pasará. Batracios.)

enero 23, 2007

On and off

En este post iba a decir que estoy perdiendo la fe, porque ayer en coro las mujeres de esta redacción se pusieron a cantar "Soy el ladróoon de tu amor..." etcétera. No me la sé, pero reconozco unas cuantas líneas. Falleció el protagonista de Leonela, y todas se pusieron nostálgicas, hasta las no tan mayores (o sea de mi edad, jeje).

Para ser honesta, y con el respectivo respeto a los difuntos, a mí me dio siempre mala espina que fuera tan popular un programa con un argumento como ese. Me daba mello ese protagonista que siempre andaba ebrio, tambaleándose por ahí (al menos ese imagen es la que se me quedó). Y la otra, siempre colorada de llorar (o será que también le hacía a la botella). Patético. Eso fue el boom cuando yo estaba todavía en la escuela, me parece, y ya entonces me parecía espeluznante. Cuando por casualidad en algún bus escuchaba el main theme de la novela en cuestión, era casi peor que ir oyendo vallenatos de principio a fin.

Todo esto se lo dije a una de mis compañeras más jóvenes, una chica muy pilas que admitió que yo tenía la razón, pero eso no le quitaba que siguiera cantando que quien te hace llorar es quien te ama. Se rió de mi cara de asco. "Es que es pegajosa".


Sí, y también el chicle debajo de los asientos, y los mocos, y un montón de otras sustancias asquerosas que de seguro Al podría enumerar.


Pero, luego pasan cosas buenas. Después de tener que deshacerme de la Cabina de Suicidios, la he recuperado. Ahí la verán a la derecha. Lo que sí, es que habrá que tratarla con delicadeza para que los señores de Cbox no vuelvan a instalarle ninguna publicidad trucha que luego me cause líos con el departamento de Sistemas. Mientras tanto, Eduardo me ha dado mi regalo de cumpleaños adelantado. Yo con gusto cumplo 27 ahorita mismo. Gracias...

enero 22, 2007

Adiós, suicidas

Es una pena, pero la Cabina de Suicidios tuvo que irse. me estaba causando ciertas dificultades con la paginita. Se le había pegado algún virus -hasta ahí llega mi sapiencia del asunto-, y entre la caja y el blog, hubo que elegir. Sé perfectamente que para la mayoría, la cbox era la única motivación para venir a este blog, y lo entiendo. Pero en serio, con todo lo que me gustaba el entretenimiento gratuito de cada tarde, sigo prefiriendo escribir.

Quizá abra otra cajita. Quizá no. La verdad toda mi atención en este momento se centra en una sola cosa. Dolor.


Ay.

enero 16, 2007

Qué tema con las ratas

Debo protestar. Con excepción de la brillante escena final, las ratas somos maltratadas a lo largo y ancho de esta película. Además, hay muchos disparos, muchas partes humanas desprendidas del resto del cuerpo, mucha sangre salpicada en paredes, pisos y mobiliario, y mucho mucho DiCaprio y Matt Damon, contra los cuales no tengo nada, en realidad, y no están tan mal en esta ocasión, y mucho Jack Nicholson, y eso puede ser o muy bueno, o muy perturbador.

Yo dizque iba para liberarme del estrés que me causó esa visita a la modista (Lindasam, debo quererte mucho), y terminé más tensa que un gato que sospecha que están a punto de darle un baño (las ratas no le tememos al agua). Me costó mucho dormirme, en serio. Esos mafiosos no han aprendido el uso del silenciador en sus armas.

Al final me pareció haber estado en uno de esos juegos en los que la gente dispara como loca a todo lo que se mueva en la pantalla.

enero 15, 2007

El ataque de la memoria

Acabo de recordar, de súbito, cómo conocí a Conejo. Y antes de que se me olvide, lo anoto, y de paso los dejo que se diviertan un rato. No fue nuestro común odio al álgebra, profesor incluido, lo que nos amistó en segundo año. Eso fue otra raya al tigre, na más.

En el colegio que estudiamos, a las recién llegadas les hacen una novatada. Como ya se sabe, el verdadero propósito de estas fiestas paganas es que los estudiantes de cursos superiores disfruten mortificando a sus compañeros más jóvenes.

Nos dijeron que teníamos que traer un disfraz de bebé.

Mi abuela me hizo uno.

Mi madre me hizo las trencitas.

Yo fui a la parada del expreso sintiendo indignación contra mi madre, mi abuela, y todas las autoridades del colegio todas.

Debe haber sido junio o junio de 1991 (hasta año estoy poniendo, no sé qué me pasa). Conejo y yo debemos haber estado cumpliendo 11 años.

Me niego a describir la naturaleza de nuestros disfraces. Hubo niñas que en realidad se pusieron pañales y biberón. Juro que no fue ese mi caso, ni el de Conejo, pero igual, hubiésemos querido que se viniera abajo el cerro y cubriera a todos los que eran testigos de nuestra miseria, y poder quitarnos aquella ropa y quedarnos con el uniforme (que por cierto no era mucho mejor). Yo tenía un vestido amarillo con sombrero a juego (maldición, abuela, yo te amaba). Conejo llevaba algo azul, si mal no recuerdo. Y como a la suertuda no la habían peinado para la ocasión, le presté mi sombrero.

No recuerdo palabras, de ese día. Curiosamente, recuerdo frases enteras de mis primeros años de vida, canciones, las historietas de mi papá. Pero ya de mayor, o andaba yo más distraída o qué mismo pasaría, pero la memoria se decanta por las imágenes y ciertas ideas vagas. La imagen que tengo es de Conejo y sus cachetes rosados, tratando de convencerme de que no me sintiera tan mal, de que había disfraces peores que los nuestros.

En mayo hará 16 añotes que conozco a Conejo. Y me ha llegado como una revelación el porqué somos amigas a pesar de que en muchas cosas contrastamos. Yo creía recordar que había sido el odio común. Pero no. La humillación compartida también une. Mirar a la otra en un trajecito bochornoso y no poder reírse demasiado porque una está en las mismas, y terminarse riendo de todas maneras porque siempre hay quien lo está pasando peor, ha sido mejor que el Super Bonder.

enero 11, 2007

Salto de rata

Hace ya dos navidades que vino Claudita a ayudarme en un problema que tenía yo acá en la oficina. De ahí, vino otra vez, pero creo que no se acuerda.

Ayer, la Rata se pegó un salto sorpresa por Azkaban, y me hizo dar un susto porque apareció detrás de mí justo cuando estaba yo entretenidísima en la otra dimensión, a la que se entra por la cajita que está a la derecha. Mis compañeros me hicieron señas para que me diera cuenta de que había alguien esperándome.

Terminamos compartiendo papas fritas con Lisa Simpson, un par de guitarras, y un conejo que vino de contrabando. Clau fue fotografiada por una familia a la que nunca habíamos visto. Filosofamos sobre la inmediata y alarmante confianza de los niños hacia Ronald MacDonald. Se le dio oportunidad a la hamburguesa con guacamole. Se rindió merecido tributo a la mayonesa. Y se caminó, bajo la lluvia, a esperar la metroway.


Hace algún rato que no veo a Conejo, a Zoni, a un montón de estas criaturitas silvestres. Ojalá eso se pueda remediar. Es bueno encontrar otra vez a la gente.

enero 08, 2007

Agua mansa

Tuve un sueño aleatorio. Una persona del mundo de los blogs. Una del trabajo. una de mi familia. Otra ficticia. Para qué, anda experimental mi inconsciente, por ahora.

Para colmo tenía pendiente esta cuestión del relato, y como se me ocurrió la genial idea de pedirle a Kenni que hiciera la sugerencia del tema, tuve que escribir sobre... Y bueno, salió una cosa feísima. Pero la tengo que publicar porque Rossy ya terminó la suya y después pierdo.



De vuelta al mundo real, auxilio. Alguien tiene la errónea idea de que a mí se me puede encargar trabajos delicados de alta precisión. Ayer una de las chicas de mi clase me hizo señas misteriosamente para que me acercara. No sabía para qué, ella ha dejado de ir últimamente, y como su vida está algo complicada ahora, no he querido presionarla. Pero pensé que sería algo importante. Fui.

Cuando llegué, me puso unas tijeritas en la mano. Me la quedé mirando. Ella estaba sonriente. Quería, ni más ni menos, que le cortara las uñas a su bebita (cuatro semanas, creo que tiene), que estaba dormida en una de esas sillas que usan para transportar a los niños.

Pánico.

¿Cómo decirle que no? Rara vez me piden nada, se supone que pretendo que puedan tenerme confianza, etc. Era como estar en una sala de operaciones, con medio mundo creyendo que eres un experto cirujano, y tú sin saber ni pegar botones. Para colmo tuve público, las otras chicas se acercaron a mirar. Me encomendé, encomendé a la niña, encomendé sus deditos que no sabían en el peligro en que se hallaban, encomendé hasta las tijeras, hermanos, mientras rogaba que Reivaj no se diera cuenta, porque ese es batracio.

Hasta ahora no sé porqué me lo pidieron precisamente a mí. Tampoco pregunté, no hice preguntas, estaba demasiado aliviada de no haberle hecho daño a la nena.

Es medio espinoso tratar con chicos de esa edad. Algunos no sueltan palabra. No puedo quejarme porque mi mala memoria no alcanza a borrar el hecho de que yo era peor que ellos. Otros se pasan cuestionándote hasta casi hacerte perder la paciencia, y de eso creo tener bastante. Y otros se meten en problemas, y luego vuelven, y no te cuentan nada, ni un comentario, a pesar de que tú ya lo sabes por otras fuentes, o porque las evidencias están ahí. Y tú te quedas esperando a que en algún momento te los hayas ganado lo suficiente como para que de su propia voluntad acudan a contarte, pedirte, preguntarte...

La arrogancia, según parece, es grande. Incluso en una rata que cree tener los pies firmemente puestos sobre la tierra. Lo que no te habías planteado, Dael, es ¿qué ibas a hacer una vez que se produjera el milagro?

Un día te despiertan con un mensaje haciéndote preguntas para las que te haría falta acudir con una pizarra, un marcador, bastantes horas y similar cantidad de libros para contestar con toda la honestidad posible que no tienes la respuesta. O te dicen que cómo es posible que no supieras que querían estudiar arte pero no se pudo (y te sientes de lo último). O te piden que le cortes las uñas a un recién nacido.

No estoy lista para esto. Voy a tener que pedir que designen a alguien más para esa clase, o si quiero quedarme con ella, voy a tener que arremangarme y empezar a hilar fino.

Cuando me pasaron allá, hace un par de años, hice pucheros, porque me estaban usando de parche. Estaba con los niños chiquitos, que me hacían sudar la gota gorda, pero los adoraba. Ahora ya no tengo que correr detrás de nadie para evitar que se coma los crayones. Estoy mucho más relajada, o eso parecería. Pero la tensión que puede haber en tanta quietud no deja de asombrarme.

enero 04, 2007

No backup

Alégrense (por decir alegraos me podrían caer los trolls como a Eduardo). Conejo ya relató su tragedia con la juguetería. Pero al fin le hicieron el cambio que pidió, y por fin hizo la entrega del último de mis regalos del 2006.

Por mi parte, las únicas novedades son que sospecho que mi boss no está muy contento conmigo. Eso no es que me entristezca, pero rayos, ojalá supiera qué mismo es que le pasa. Para estar advertida, digo yo. En fin. Por lo visto no es algo que yo pueda resolver, así que dejémoslo estar. Tranquilidad.

Ah. El asunto de la memoria. Hay una situación medio curiosa. Puedo acordarme de las cosas que leo, escucho o veo. Right. Pero de las cosas que digo, me olvido enseguida. Luego viene otro a decirme cosas como: 'batracia, me dijiste tal cosa', o 'como bien me aconsejaste aquella vez del año 2001...'

Ante lo cual no puedo evitar poner cara de confusión. ¿Yo aconsejando? ¿Yo rayando a la gente? ¿Yo tratando de hacerme la graciosa? Es que por sabio o estúpido o ingenioso que sea lo que se supone que he dicho, ¡no consigo recordarlo!

Podría aplicarme a alguno de esos ejercicios para la memoria recetados por Dr. Goku, pero a más de que me da pereza, y de que dudo de los resultados, es que me da pereza.

Solo me queda la otra opción: poner más cuidado en lo que digo y/o escribo, donde sea y a quien sea, porque resulta que mientras yo lo estoy olvidando, otro se lo ha tomado en serio. Nueva recomendación, lástima que no le llegue más que a los que lean esto: no se tomen en serio todo lo que digo. Caramba, más de la mitad del tiempo estoy jugando.

No sea que algún día alguien me venga con que le recomendé que siguiera los dictados de su corazón y declarara al mundo su afición por RBD, u otros crímenes de lesa humanidad.

enero 02, 2007

Cuenta nueva

Desde hoy, retorno a ser una usuaria más del honorable servicio de transporte público. Meaning: volví a meterme en problemas.

Madrugué porque intuía que iba a ser una jornada algo difícil. No he adelantado textos, no tengo la planificación de enero, no he leído nada para la prueba -id cruzando esos deditos para que no la tomen- y realmente quiero empezar el año con una buena actitud. Salí siete y media de casa, y tomé el bus que sabía que me llevaría hasta la parada de la metroway más cercana -solo por esa vía consigo llegar hasta el trabajo, ya no hay buses a lo largo de la Domingo Comín-.

Sorpresa número uno: le han cambiado el recorrido a los buses. En vez de continuar mi viaje al sur, me fui a dar un paseo por el centro, y terminé en la bahía, desierta a esas horas. Caminé hasta la estación esa que queda frente a la Caja del Seguro, y llegué acá antes de las ocho y media.

Otras novedades: se han movido las frutas. Es decir, el año nuevo ha traído cambios de sección para todos, cambios en los que hasta donde sé, no estoy involucrada, así que todo lo que noto es que solo habemos tres personas en esta oficina donde normalmente cabemos diez y sobra espacio. El silencio es impresionante y, por mi parte, bienvenido. (No debí hablar, ya empezaron a llegar los demás.)

Pero tuve un feriadito de fin de año bastante auspicioso. El sábado conseguimos lo que sinceramente creí que no se podría: casi completamos la cuota de caramelos para la escuela a la que este sábado irá Kch. Espero poder sumarme a la visita, pero en todo caso, la labor está hecha. Mención especial a Rossy, en cuya casa montamos la base de la Operación Caramelo, y a su mamá por alimentar a las tropas; a Claudieko, que nos guió a través de la bahía, hasta llegar a los proveedores (después de un megabatido y unas tortillas que casi nos dejan k.o.); a CD por mantener la calma mientras nosotras entrábamos en pánico, y sacar las cuentas justas para que compráramos lo que se necesitaba y no lo primero que nos pusieran en frente, y también a Neo por aportar su maestría en el arte de atar las fundas de caramelo con cintitas rosadas -lol-.

Al finalizar el operativo casi no lo podríamos creer.

Después de más comida, reuniones familiares, más regalos, que incluyen una serie que jamás había oído mencionar de Matsumoto, cortesía de Namida, y dos relojes (¿impuntual, yo?), estaba dispuesta a pasar el lunes en profundas reflexiones con el control remoto. Pero a mi familia se le ocurrió irse a la playa.

Lo pensé bien. Playa. Primer día del año. Temporada. Repleta. No cash.

Me excusé y me fui a dar unas vueltas. Encontré a Namida y Goku, y luego a Kenni y Neo. Terminamos viendo una película un tanto extraña en la que me parecía, a ratos, reconocer unas caras, y luego desconocerlas por completo. Estaba hablada en algunas variedades de chino, y en japonés. Algunas personas se aburrieron y abandonaron la sala a media función. Otras tantas olvidaron apagar sus celulares. Otras osaron sentarse delante de mí, y me obligaron a sentarme derechita para poder leer los subtítulos ¬¬. Y los peores fueron los que se dedicaron a remedar las entonaciones del idioma chino. No saben lo cerca que estuvieron de la muerte. Pero salimos airosos, gracias a unas galletas de soja que aparecieron como por arte de magia. Se los digo yo, son poderosas. Me comí dos, y lograron lo que ni el cuarto de libra puede: hicieron que no pudiera terminarme mis papas fritas. Aún guardo una que probablemente será mi almuerzo de hoy :D.

En estos días lo he pensado mucho y sí tengo un par de buenos propósitos por ahí parqueados. Quiero estudiar algo, probablemente algún idioma -aunque Soni ya me basureó-. Quiero ser más concienzuda al leer, y dejar el caos ese en el que llevo mis libros y revistas. Y bueno, investigaré a ver si este año se puede traspasar los límites del reino, y ver qué hay más allá de donde termina el mapa, donde se dice que habitan monstruos innombrables...

diciembre 29, 2006

dos cero cero siete

Me gustaría decir que aprendí muchas cosas. Pero, a pesar de que así fue, tengo un pequeño problema: no sé cuánto me dure el aprendizaje. Por ejemplo, al iniciar este año me prometí no mediar más en líos ajenos, y qué creen.

Todo lo que sé es que no volveré a jurar que me conozco. Me he sorprendido a mí misma varias veces, y no siempre la sorpresa ha sido agradable. Pero en fin, eso ha valido la pena. Creo. Ya se verá.

Quiero a mis amigos, pero la verdad es que tengo poca aptitud social, y hasta ahora no había visto la conveniencia de hacer otros. Con pocos pero buenos me basta, pensaba yo. Este año mi cuota de amigos ha aumentado, pese a que no puede decirse que haya puesto mucho de mi parte. Javier dice que cuando se es amigo de tantos, en realidad se es de nadie. Pero, supongo que hasta un sabio como mi hermanito menor se puede equivocar. Otra vez, ya se verá.

Este año no estudié. No soy ni más rica ni más pobre que antes. Pero tengo anime. Y más libros que quería. Y más música. Paseé un poco. Y hasta escribí tantito. Pero, como decía, este factor amigos multiplica la cuestión, porque a medida que se graduaron-viajaron-publicaron-comprometieron-lloraron-despidieron-regresaron-, estuve ahí, pude verlos y compartir sus momentos de gloria y de desdicha. Y ellos los míos.

Me gustaría hacer una lista de buenos propósitos. *conseguirmásmatsumoto - tenermásdíaslibres - iratodoslosestrenosdepelículasquequiero - conseguirloslibrosquemehacenfalta - poderquedarmeencasasintenerquetrabajar -. Pero como ven, terminaría haciendo una de fáciles propósitos, por pura comodidad. Al final, son las cosas que no pides ni esperas las que mejor salen. Así que no haré planes. Como dice mi amiga Fufura, fiel fan de Cruks en Karnak, 'lo que venga'.

Así que, amigos virtuales míos que compartís la lista de enlaces, y los que no, espero encontrarlos el próximo año en felices circunstancias. Que riamos el doble. Que no nos cansemos de reír. Siempre y cuando sepamos de qué nos estamos riendo.

* * *



Aguanten. No sé si ha sido lo mejor, pero Rossy me hizo acuerdo de algo. Este año perdí toda posibilidad de entrar al msn desde aquí. El día que me veten el blog, no me quedará otra que barajarme. He tenido que recurrir a la cbox, intitulada Cabina de Suicidios. Y creo que ni en el msn me había divertido tanto. Así, con el grupo de visitantes que día a día le roban horas al estrés y al trabajo para venir a instalarse en la cajita, armamos trivias, peleas, y también luchamos por la justicia, el chocolate, el queso, y hasta la literatura nacional.

Nada mal, ne?

Thesaurus

Idealismo: Asunto que requiere tiempo y energía. Yo no tengo.

Al momento

  • Fragile Things, N. Gaiman