enero 15, 2007

El ataque de la memoria

Acabo de recordar, de súbito, cómo conocí a Conejo. Y antes de que se me olvide, lo anoto, y de paso los dejo que se diviertan un rato. No fue nuestro común odio al álgebra, profesor incluido, lo que nos amistó en segundo año. Eso fue otra raya al tigre, na más.

En el colegio que estudiamos, a las recién llegadas les hacen una novatada. Como ya se sabe, el verdadero propósito de estas fiestas paganas es que los estudiantes de cursos superiores disfruten mortificando a sus compañeros más jóvenes.

Nos dijeron que teníamos que traer un disfraz de bebé.

Mi abuela me hizo uno.

Mi madre me hizo las trencitas.

Yo fui a la parada del expreso sintiendo indignación contra mi madre, mi abuela, y todas las autoridades del colegio todas.

Debe haber sido junio o junio de 1991 (hasta año estoy poniendo, no sé qué me pasa). Conejo y yo debemos haber estado cumpliendo 11 años.

Me niego a describir la naturaleza de nuestros disfraces. Hubo niñas que en realidad se pusieron pañales y biberón. Juro que no fue ese mi caso, ni el de Conejo, pero igual, hubiésemos querido que se viniera abajo el cerro y cubriera a todos los que eran testigos de nuestra miseria, y poder quitarnos aquella ropa y quedarnos con el uniforme (que por cierto no era mucho mejor). Yo tenía un vestido amarillo con sombrero a juego (maldición, abuela, yo te amaba). Conejo llevaba algo azul, si mal no recuerdo. Y como a la suertuda no la habían peinado para la ocasión, le presté mi sombrero.

No recuerdo palabras, de ese día. Curiosamente, recuerdo frases enteras de mis primeros años de vida, canciones, las historietas de mi papá. Pero ya de mayor, o andaba yo más distraída o qué mismo pasaría, pero la memoria se decanta por las imágenes y ciertas ideas vagas. La imagen que tengo es de Conejo y sus cachetes rosados, tratando de convencerme de que no me sintiera tan mal, de que había disfraces peores que los nuestros.

En mayo hará 16 añotes que conozco a Conejo. Y me ha llegado como una revelación el porqué somos amigas a pesar de que en muchas cosas contrastamos. Yo creía recordar que había sido el odio común. Pero no. La humillación compartida también une. Mirar a la otra en un trajecito bochornoso y no poder reírse demasiado porque una está en las mismas, y terminarse riendo de todas maneras porque siempre hay quien lo está pasando peor, ha sido mejor que el Super Bonder.

Thesaurus

Idealismo: Asunto que requiere tiempo y energía. Yo no tengo.

Al momento

  • Fragile Things, N. Gaiman