marzo 21, 2005

Don't save message

Borges tenía razón. Uno nunca dice lo que pretendía decir. Siempre otro nos leerá y acabará encontrándole a nuestras palabras, por más inocentes, alegres o bromistas que sean, terceros y cuartos niveles de significado. Con los autores famosos estará muy bien, publican sus textos, estos salen, muchos los leen, unos los aman otros los atacan. Eso significa popularidad. Pero cuando se trata de una propia y humilde cuenta de correo, teman, enemigos del heredero.

Hay gente que se empeña en que una está enojada (¿será que hay que usar más emoticons?) y claro, muy suspicaces, se lo toman a título personal.

Otros creen que una se está burlando, se declaran ofendidos, y adiós; un par de emails equivalen a la ley del hielo varios meses.

Ah, pero lo que amerita terror es que te digan 'reenvíale este mensaje a los chicos'. De repente te llueven piedras de lo lindo (digo, ¿que no ven que dice forward, y el cuadrito de texto que aclara que lo envió fulano a tales y tales horas?).

Por eso le he tomado cierto recelo al botoncito de Enviar. A veces borro mails enteros que tengo ya listos porque reparo en que me voy a meter en líos. En persona, todos nos habríamos reído del asunto. Por correo electrónico, es toda una odisea.

Thesaurus

Idealismo: Asunto que requiere tiempo y energía. Yo no tengo.

Al momento

  • Fragile Things, N. Gaiman