noviembre 09, 2004

¿Cuánta mala suerte se puede tener? Casi dos meses buscando El oro del rey por todas partes, y resulta que lo encuentro ayer, en una muestra de libros en Mall del Sol, y yo con un mísero dólar en el bolsillo, por salir sin mi bolso.

Yawp.

Eso solo bastó para cambiarme el ánimo. Quería darme un golpe pero como al masoquismo no le hago, busqué en quién desquitarme todo el día, y no encontré. Ahorita ando como loca (necesitaba escaparme aquí un ratito, o los tranquilizantes no hacen efecto), desesperándome porque todavía quedan un millón de cosas por hacer y no sé cuándo.

Por ejemplo, una tarea para Libros Poéticos esta noche, y convencer a la directora de que no podré ir al campamento porque para mí es imposible comprometerme a estar el viernes a las seis treinta en otro lugar que no sea mi escritorio.

Anoche fue un desastre: hice la tarea a las apuradas, en un cyber repleto, con Al que me había caído de visita (siempre oportuna, ella). Ni modo, me la llevé a clase conmigo y por suerte la dejaron entrar. Dí mi expo hecha cincuenta kilos de gelatina, (cincuenta y algo, en realidad, jeje) y por suerte creo que no enredé la cosa tanto que mis compañeros no pudieran desentrañarlo. Los más listos, al menos.

Hoy, a pesar de que no estoy en tanto corre corre como ayer, sí tengo una montaña de textos pendientes, y hasta que no haya terminado no dejaré de sentirme culpable.

Juro que todo lo que quiero es tomar una siesta en paz y saber que mañana traerá su propio afán, y no los acumulados de ayer y hoy.


Thesaurus

Idealismo: Asunto que requiere tiempo y energía. Yo no tengo.

Al momento

  • Fragile Things, N. Gaiman