diciembre 02, 2004

She's gone

Hace un par de horas se fue Al. Hicimos la pijamada en su casa, y a pesar de todas las buenas intenciones, tuvimos que dormir al menos dos horas. A la señorita, fiel a su estilo, le dieron las doce de la noche sin hacer las maletas. Así que fue trabajo en equipo. Y ahora estoy tonta, como pavo emborrachado con vino antes del matarile, y sé que más tarde se pondrá peor.

Pero bueno. Como a las seis de la mañana entró a migración (sin darnos tiempo ni a ponernos emocionales, que las nuevas disposiciones del Aeropuerto Internacional Simón Bolívar se hacen cargo de todo detalle poco estético), a las seis y media no nos quedó más remedio que irnos cada quien a su trabajo.

Anerol y yo nos fuimos al centro en busca de alguna cafetería donde desayunar antes de enfilar a nuestro inevitable destino. Pero ni el malecón del Salado, ni La Española, ni la cafetería del Oro Verde, ni nada de nada. Todo cerrado. El único abierto era un minimarket a cuya entrada había dos tipos con el síndrome del talibán, es decir la cara cubierta con un trapo. Nos dieron mala espina, y a dos pasos nos regresamos.

Pasamos por la embajada de EE. UU., donde ya un montón de gente hacía fila, y nos reímos de un pobre tipo enternado al que tenían con los brazos en horizontal, como enseñándole a volar, mientras le pasaban el detector de metales. Por un brevísimo momento, nos imaginamos como debió sentirse Osama.

Tomamos un capuccino en un mini puesto de Nescafé, y nos sentamos a tomarlo en plena Nueve de Octubre, preguntándonos si encajábamos como turismo interno, y dónde podríamos quejarnos. Regresamos al minimarket y los enmascarados habían desaparecido, así que al fin pudimos desayunar, aunque dudo que mi doctora aprobara la calidad nutricional de lo que comimos.

Dimos otra vuelta por el malecón. Tomamos un bus y pasamos treinta minutos escuchando unos boleros viejísimos que nos adormilaron. Y casi al llegar, nos dimos cuenta de cuán lentamente se nos había pasado la mañana, a nosotras acostumbradas a levantarnos a las siete y media y salir corriendo; llegar a casa agotadas y a dormir. O sea, dedujimos con agudeza inusitada, que todo ese tiempo que empleamos en dormir podríamos emplearlo en hacer muchísimas cosas... Oooh.

Si tan solo dormir no fuera necesario... y delicioso.

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1 me llevan la contraria:

Anónimo dijo...

hola Dael !! cómo te va ?? lo siento por no comunicarme contigo estos días, pero de fiesta en fiesta de quito todo es un lío en la ciudad, hasta para llegar a la casa de uno..
Me dió una risa leer tu entry :-) qué chiste lo del señor en la embajada :-) y lo que cuentas del aeropuerto... quién se fue ? alguna pana tuya ??
Aquí es medio igual-... cuando la gente se va no hay chance de quedarse mucho tiempo con ellos /as porque enseguida deben entrar al mostrador y ni se qué... y bueno ya no chance para llantos ni demás... jejeje
voy a seguir leyendo lo que cuentas..
chau

Thesaurus

Idealismo: Asunto que requiere tiempo y energía. Yo no tengo.

Al momento

  • Fragile Things, N. Gaiman