Alaiza, y otros males menores
Después de una semana de darse el lujo de mantenerme en ascuas, hoy mi amiga viajera llamó. Ha superado la depresión, principalmente creo yo porque ya pasaron las fechas críticas y porque esta semana empezó clases intensivas de alemán, y eso significa que tendrá en qué emplear el tiempo y las energías.
Mañana va a aventurarse sola al centro de Hamburgo, acompañada de un mapa que no abarca todas las zonas de la ciudad y de un muchacho español que lleva en el país menos tiempo que ella y habla todavía menos alemán.
Pobrecillos dos. Porque mi amiga tiene un instinto de orientación digno de Ryouga Hibiki.
En fin, prometió que a la noche, es decir mi medio día, se conectaría para contarme qué tal le fue. Si no se conecta será hora de llamar a Radio Cristal o quien quiera que pueda ayudarme a armar escándalo de dimensión internacional.
Hoy me vacunaron contra la gripe, y me garantizaron que la cosa da para un año. Eso espero, que yo soy dulce para los virus. Si es que a los virus les gustara el dulce, vaya usted a saber.
También nos dieron Rosca de Reyes, ñam ñam. Lástima que mis hermanos son peor que la plaga de langostas del Antiguo Egipto. Cacho depredadores.
Y más tarde me voy al cine, creo que con Reivaj, a ver no se qué película. Lo siento, es que me invitaron y no alcancé a escuchar bien el título porque la conexión estaba pésima. En todo caso creí entender que es algo de cine arte, en cuyo caso lo comentaré. Si no me gusta, les ahorraré la molestia de leer mi rechazo.
Ahora sí creo que eso es to-to-to-todo amigos, me voy porque está como que lloviendo y... me siento agripada.
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