marzo 28, 2005

Con todo entusiasmo

Se compra, se toma en alquiler o se recibe en préstamo imaginación. La mía anda de vacaciones, me dejó porque no quiso que le contagiara la gripe que traigo (¿no me habían vacunado contra eso?).

Y es lunes. Y necesito ideas.

Ayer tarde estaba, predeciblemente, encerrada en mi cuarto, cuando empiezo a escuchar que la gente grita ¡gol! La gente de mi barrio, claro está, pero también los tres enfermos del fútbol que viven en mi casa. Me acordé recién que jugaba la selección. Lo que me faltaba traer a la memoria era contra quién. Y luego más ¡gol! Qué bien, pensé. Pero después hubo más ¡gol!. Y más ¡gol!. Pensé que le estaban cantando los goles al equipo contrario, algo andaba mal. Hice el titánico esfuerzo de caminar hasta donde estaban ellos, semiarrodillados en el suelo a treinta centímetros de la pantalla, hombro con hombro.

¿De quién son tantos goles?, pregunté.

Me miraron feo. De Ecuador, pues.

Cara de incredulidad de mi parte. Triple cara de indignación de su parte. Un penal. Gol. Esta vez no gritó nadie. Interesante.

Es que los penales no se celebran, me explicó Reivaj, desalentado por la pérdida de caballerosidad en el rey deporte. Hace unos años, cuando anotabas un penal, ibas y le pedías disculpas al arquero por semejante ofensa.

Archivé la información. Aunque dudo verme yo en ese trance algún día.

Thesaurus

Idealismo: Asunto que requiere tiempo y energía. Yo no tengo.

Al momento

  • Fragile Things, N. Gaiman