Reggaeton und Deustchland

Parece que, después de todo, Al no me va a demandar.

"Puedes poner lo que sea que escriba...así tendré memorias escritas, ya que yo no tengo internet.

Hoy estaba pensando que los ecuatorianos somos malos como vendedores, acá no hay chifles, Marta (una ecuatoriana que tiene en Hamburgo como ocho años) los extraña tanto, los cerveceros y esas cosas, y conociendo a los alemanes, seguro que serían un éxito.

Me da una pena ver como las bananas costarricenses y colombianas se encuentran fácilmente aquí... Las ecuatorianas pareciera que me las he comido todas yo! Al menos me alegra saber que Katharina (la niña a la que Al enseña español) distingue entre el sabor de una banana ecuatoriana y las otras... No come banana si no proviene de Ecuador.

Cómo me falta el calorcito ecuatoriano...mi humilde rincón, mi cuarto, mi póster de Eminem, de Harry, mis libros, el arroz con menestra, mi gato, en fin...me hace falta todo lo que me hace bien.

Malditos alemanes reguettoneros... ¡porque eso son! Les encanta tanto, aunque algunos lo nieguen...se escudan detrás del pop barato, pero bien que los he visto moverse al ritmo del reguettón y la salsa...

Dentro de una semana iré al cine con Martha a ver "Pachuco", una película chilena sobre la vida de dos ninos de diferentes clases sociales, en época de Allende, y todo ese relajo en Chile. Es en español con subtítulos en alemán...

Hoy en el teatro había algo de Frida Kahlo, pero no quiero más depresión, sólo un momento de alegría. Si vinieran los Oasis... Soñar no cuesta".