Reuniones

Odio las reuniones de trabajo. Especialmente porque en ellas no se trabaja ni nada, sino que se intercambian chismes y bromas sin gracia. Lo cual no sería malo si por lo menos estuvieras con gente que te agrada, pero no es ese el caso. De todo el tiempo que pasas ahí metido tonteando y haciendo garabatos en la libreta (muy útil tener papel cerca, tomen nota), el 10% será productivo, lo cual en castellano significa trabajo que luego tendrás que encargarte de hacer tú.

Aun así, la mayor crueldad no es ser convocado a una reunión, no señor. Es tener que convocarla. Por lo tanto, puntos menos en mi libreta para aquel que tuvo esta grandiosa idea de los lunes.

Eso, o estoy teniendo un día perfectamente insociable y nadie por aquí quiere enterarse.