No todo tiempo pasado

Si ya sabía yo que por algún lado tenía que caer el hacha. Ahora se dañó la dichosa caja cuando estábamos en una provechosa conversación (ni me acuerdo de qué era) con Claudieko y Luis. Lo siento, chicos. Mi única opción de comunicarme en tiempo real, a la porra. Cacho de suerte, la mía.

¿Me habrán detectado? Probablemente. Ya qué.

Hoy sí me han abandonado; tengo hambre pero insisto en que no quiero bajar a comer sola, y me tocará esperar a mis compañeritos de internet (que almuerzan a las tres de la tarde). Mis tripas están que se mueren del gusto. Dejémoslo en que se mueren.

Hoy, con EU (no es cuña, pero hay que aplicar ese asunto de los enlaces) circula un cancionero cívico escolar. Yo, que mis traumas con la cívica he tenido, sabía que cada provincia tiene su himno, pero la verdad nunca había escuchado más que el de Manabí, y el de Guayas ya porque sería el colmo de la desidia conmigo. Más tarde los revisaré, pero al final hay una sección de rondas (se han robado una de mis fotos de MM ¬¬) y de canciones tradicionales. Aquí recordando lo truculentas que pueden ser.

Aserrín, aserrán
los maderos de San Juan,
piden pan
no les dan,
piden queso, les dan hueso
y les cortan
el pescuezo.

Uno de niño lo canta sin reflexionar mucho el asunto. Sin reflexionar nada, uno tiene mejores cosas qué hacer a esos años. Pero Mambrú se va a la guerra y nunca vuelve (no, no vuelve); el burro del Intendente siempre es un gil; y recordar a la señoría esa que da a elegir sus hijas para oficios varios como frutas de estación no es del todo reconfortante.

Al final del cuadernito hay una hojita en blanco que dice "Para anotar alguna novedad o canción que usted recuerde". La única que creo que me sigue gustando es esa de la mar.