julio 06, 2005

Porqué

Reitero, punto por punto, el regalo que pido en el post anterior. Para hablar tan poco, vaya líos que causo. ¿Quién era este griego o chino o no me acuerdo de dónde, que mandaba a sus alumnos a permanecer en silencio no se cuántos años para que aprendieran a escuchar? Y luego, cuando les levantaba el veto, los pobres hablaban lo mínimo porque ya no estaban acostumbrados a usar tantas palabras.

Lo malo es que bastaba con que fuera prohibición, para que a mí me botaran del curso. Las obligaciones y las prohibiciones se me dan muy mal, porque usualmente te las dan sin explicarte porqué, y yo siempre quiero saber. Reivaj me dice que eso de andar siempre con el ¿por qué? puede resultar muy molesto y hasta desconsiderado (especialmente cuando ve fútbol y trata de explicarme algo y yo empiezo con la preguntadera) porque la persona puede querer no contestarme. En asuntos personales, no digo que no, pero cuando tratan de imponerme algo, claro que voy a insistir hasta que me den argumentos válidos.

Pero hasta ahora ni él ni nadie logra darme una buena razón de por qué no pedir las razones. Hasta entonces, sigo preguntando.

Oh no, y se supone que mi buen propósito del día era guardarme mis comentarios fuera de lugar. Para que vean de qué me sirve este blog: para acabar con mis buenas intenciones.

Thesaurus

Idealismo: Asunto que requiere tiempo y energía. Yo no tengo.

Al momento

  • Fragile Things, N. Gaiman