agosto 19, 2005

Pescetti salva el día

Hoy me he reído gracias a él. Si su anterior weblog me encantaba, este me mata. Tienen que pasarse por ahí. Escuchar las canciones. Los cuentos infantiles son lo máximo. Y los ensayos y relatos para todo público son geniales. Bueno, a mí me lo parecen. Lo mejor es que ahora Luisito se ha modernizado y hasta se le pueden dejar comentarios.

Ayer no me reí tanto. Me la pasé bien aburrida porque mi profe favorito no fue, y nos dieron doble hora de griego, en la que comprendí lo triste de mi situación. Ya van por las declinaciones. No está difícil, no es eso. Es sencillamente que llevan avanzada la mitad del cuaderno de tareas, y yo creo que no paso de los dos primeros ejercicios. Las planas son las que más miedo me dan. Así que me hago el propósito firme cual gelatina de manzana de ponerme al día mañana mismo.

Tengo que hacer resumen de un libro, armar mi biografía en una carilla (no me preocupa demasiado; si me da mucho problema, mentiré: entonces me encontraron acurrucada en uno de los bancos del parque y, movidos por la compasión, me llevaron a su casa) y repasar eso de los verbos para el examen de gramática, porque anoche me tocó salir a las 10h45 y me supo muy mal. El profesor está picado con los que aprobamos la vez pasada: ayer nos hizo preguntas a los ocho y dejó en paz a los otros cuarenta que definitivamente necesitan atención, lo cual no me parece saludable, allá él. Ya nos advirtió que será cuestión de mucha fe darle al 70, pero yo creo que también es cosa de estar acostumbrado a jugar suerte o tripa: el que no arriesga no sale más temprano.

El día martes por culpa de los gatos me di un golpecito. Acostumbran pasearse de aquí para allá sin temor a que las puertas puedan apachurrarlos, y cómo me hacen sufrir. Por evitar que al Batman le cayera un portazo que hiciera realidad la parálisis que experimenta su tocayo en Kingdom Come, pues lo recibí yo. Se puso ahí medio morado, pero dije ya se me pasa y casi lo olvidé. Anoche que mi papá nos estaba sirviendo de comer, pone cara de pánico y me toma el brazo. La verdad sí está un poquito hinchado, pero como casi siempre ando con abrigo nadie se dio cuenta. Otro drama de no sabes cuidarte, por qué no avisas, cómo vas a creer que andas así tan campante.

Bleargh. En ese son recién me fui a dormir a la una, bastante harta y con el olor de esa pomada que odio. Oh, y hace un rato pasó una cosa bien rara; hay un tipo que no se cómo consiguió el número de mi casa (que no lleva ni un mes vigente) y del trabajo, y según él yo he hecho una solicitud de tarjeta de crédito (¿yo cuándo?) en un banco medio ignoto, y que el domingo (!¡) me llama para confirmar cuándo puedo ir. La verdad los tres paréntesis me han dejado bastante extrañada, pero lo que me acabó de amedrentar fue el último. ¿Qué clase de desadaptado comenta alegremente que va a trabajar el domingo? ¡La gente normal mínimo hace puchero!

Por supuesto, el domingo no estaré.

Thesaurus

Idealismo: Asunto que requiere tiempo y energía. Yo no tengo.

Al momento

  • Fragile Things, N. Gaiman