agosto 18, 2005

Vueltas y revueltas

Claudieko volvió, ¡tiemblen, enemigos del heredero!

Al... bueno, dice que sí, pero que parece que no... so very Al. ¡Que se decida! Y mejor dicho, ¡Al vuelve en diciembre! (no hay que desestimar el poder de la presión de grupo, únanse).

Acá tuve uno de esos raros almuerzos en los que convergen los ex-compañeritos de la Católica. Menos Mil, que anda hecha la misteriosa últimamente y se me desaparece sin dejar más rastro que su cartera de Piolín. El caso es que enseguida preguntaron por Al y tuve que darles la infausta noticia de que los cables se le están fundiendo, porque no sabe si se regrese, se vaya a recorrer el mundo de polizón en el barquito del Adamantidis (viste que sí me acuerdo), o se quede para beneplácito de la comunidad ratonil de Hamburgo.


También salió a relucir el cuánto hemos cambiado desde ese lluvioso invierno del 97 en que llegábamos chorreando agua a las clases de preuniversitario. Muchas sandalias desaparecieron en el cumplimiento del deber, en plenas escaleras de la facultad de filosofía. Además de cambios en la coloración y cantidad de cabello (adivina, Al), aumento unánime de kilos, disminución de ideales, muerte de neuronas y aparición de armazones de metal sobre varios puentes nasales, y el último centímetro que crecí en mi vida (long story), creemos que somos los mismos. No estamos exactamente donde queríamos, pero todavía hay chance. Y en cambio tenemos otras cosas que no pensábamos, pero ahí están.

Ah, y mañana llega a Guayaquil la ilustre Mauliva, ojalá pueda sacarme el grillete un ratito e ir a verla. Pero es el día negro, y el ente no ha parado de dar la lata como todos los jueves, que si necesita esta foto, que si le busque tal otra, que si pobre de él que tenía una fiesta y ya no puede, que la máquina se le trabó (por qué no se le traba de una buena vez el outlook para que deje de fastidiarme).

¿Es mi idea, mi afán de ignorar los emails de cierto bicho, o el día está muy bonito allá afuera? El arbolito este siempre me amaga, especialmente con el río casi al pie de la ventana, me hace pensar que estoy en una especie de barco inmenso, y que llegaremos a algún lado. Luego pasan los barcos de verdad, y la isla de cemento que acompaña a la todavía más grande isla que es la mayor parte de Guayaquil, ni se mueve. Como mis dedos que no se mueven, y mis páginas que no se mueven, y el único que sigue trabajando es el relojito este, que ya son las cuatro y que hay que seguir.

Thesaurus

Idealismo: Asunto que requiere tiempo y energía. Yo no tengo.

Al momento

  • Fragile Things, N. Gaiman