Paz planetaria

Ya lo dije. Era demasiado bueno para ser cierto, y cuando la fortuna anda hecha la complaciente, yo sospecho.

A las 19h01 del viernes estaba yo en mi camita, aprestándome a ver tele, cuando suena el maldito teléfono. A estas alturas ya reconozco los chillidos del ente. Otra cosa es que pueda entender lo que intenta decir. Después de lograr que se calme, me entero de lo que pasa. Que se le ha perdido una página. Que no la encuentra. Que de algún modo mágico e indescifrable, es mi culpa. Que me regrese enseguida.

Estoy a punto de amargarme, pero no. En consideración a mi salud, y a que no quiero seguir escuchándolo, le digo que ya voy.

Cuando llego, ni la sombra. Encuentro a Jacko que me mira como si me estuvieran saliendo las ronchas de la viruela.

- ¿Y tú ya no habías cerrado? ¿Qué haces aquí?

- ¡Ustedes me llamaron! ¿Dónde es el incendio?

- ¿Quién te llamó?

- Tu aprendiz, quién más.

- ¿Pero por qué?

- Porque hay que armar una página que falta, que se le ha perdido.

(aquí Jacko pone esa expresión de se avecina tormenta, y saca algo de debajo del teclado)

- ¿No será esta?

Esa era ¬¬

El bicho no asomó ni las rastas. Tiene suerte de ser especie en extinción. El único orco que escapó del fin de la Tercera Edad.


La suerte me debía una. Fui a sus oficinas y presenté la correspondiente queja. Esperé, como siempre, que todo se quedara en el papeleo y en el no puede ser, pero cómo ha podido ocurrir. Pero hoy me llevé la sorpresa, cuando por decreto de una funcionaria del departamento de coincidencias, se llevó a cabo una reunión a la que asistieron tres cuartos de la población del planeta Bzk, para proyectar asamblea con el %25 restante. Armamos algo que, de haber estado en la universidad, hubiese sido un interesante guión y la salvación segura del caos que fue cierta materia. Por un momento, durante las distintas ponencias que abarcó la agenda, este continente se sintió más cercano a lo que hasta hace unos siglos era. Utilizando el detenimiento al mirar, ya no se habla de los mismos temas, y se ha aprendido a enfrentar de otra forma los fenómenos naturales. Por suerte, hoy no me traje el detenimiento, y entonces simplemente me uní a las festividades.