septiembre 27, 2005

Por culpa de los nachos

Tengo una pastilla pegada en la tráquea, y eso es muy desagradable.

Viene por tercera vez una señora que da la lata con que trae un dibujo de su hija, la cual llora diariamente (valeriana, aconsejaría yo) porque le publiquen su obra maestra (más calcado no puede ser). Lo trajo la semana pasada y ya le expliqué que ni recurriendo a los espíritus del mal de Mum-Ra puedo yo publicarlo inmediatamente, blablabla. Pero ella erre que erre. Yo me pregunto, ¿qué esta señora no tiene más que hacer?

Ganas de regresar a mi antiguo lema, gentilmente proporcionado por el señor Stevenson.


No vuelvo a comer tantos nachos. Como era el cumpleaños de la cuarta parte de ese planeta en el que viví tanto tiempo, y que anda queriéndose reconformar, nos quedamos viendo películas y comiendo nachos. Lo sé, lo sé. Mi organismo me odia en este momento. Me odiaba también anoche, me despertó tres veces a buscar agua como desesperada (demasiada sal, azúcar, colorantes naturales y artificiales). Y tuve tres sueños que parecían provocados por los fantasmas de la Navidad; desfiló gente a la que ví ayer, gente a la que no veo hace siglos, gente a la que probablemente vea hoy, gente a la que capaz que no vuelvo a ver nunca (gracias Dios mío). Extraño.

Al, ¿qué andas haciendo que a ti no te vi?

Thesaurus

Idealismo: Asunto que requiere tiempo y energía. Yo no tengo.

Al momento

  • Fragile Things, N. Gaiman