Lea bajo su cuenta y riesgo

He venido a este post buscando algo de paz. Y más bien lo he convertido en un depósito de tensiones.


Mis cumpleaños suelen ser inusuales. No dije interesantes, solo inusuales. Algunos los he pasado sola en casa. A veces me he aburrido, y he salido a dar vueltas. Ayer me dije, si esto me ha valido una sanción, mejor sacarle provecho. Salí. Namida, la obsesiva del anime al lado de la cual yo estoy bien cuerda, me llevó a caminar por la Bahía en busca de películas. Me dejó sorprendida su conocimiento de la zona. Hasta se puso a pelear con el encargado (esta situación se ha vuelto recurrente). Pero valió la pena, salí de ahí con los capítulos de Slayers que me faltaban (para darme cuenta de que había pedido los de otra temporada, pero en fin), con la película de Escaflowne (Van Sama!) y Queen Emeraldas. Tomando en cuenta que me regalaron una serie de la que jamás había oído, y Princess Mononoke, lo que me va a faltar es tiempo para verlas.

De ahí hubo una conjura de elfos, gatos, poetas invadidos por seres del espacio, y seres venidos del plano astral. Con visita ilustre incluida. Pero hasta el medio día me duró la pila.

Es que había olvidado la vacuna que nos pusieron el día lunes, la misma vacuna que dejó k.o. a medio mundo en la oficina. A mí ese día no me dolió nada. Fui al concilio de las ratas y extraterrestres sin contratiempos. Pero estaba escrito que eso no podía durar.

Y claro, yo que quería pasarme en la calle todo el martes, tuve que volver a mi casa y sacarle la vuelta a Clau y Al que querían que cruzara la ciudad para verlas. Buen rato estuve preguntándome qué mismo me pasaba, hasta que noté que tenía fiebre. Así pasé hasta las nueve de la noche en que la tempra me hizo efecto. Y así, tuve tiempo para ver Emeraldas y Escaflowne. Y escuchar a Keane. Y ver a Lain, a Meeme y a Tadashi Daiba charlando alegremente en mi mesita. Aunque también pudo ser efecto de la fiebre. No sé. No sé. Ahora que vuelva a mi guarida me cercioraré de que no haya sido un sueño. El anime, a veces, es demasiado bueno para ser cierto. ¡Y no! No estoy enferma.

Mientras tanto, en las catacumbas hay varias deserciones justamente a causa de la inyección. Ya me tiene china el escándalo y el estrés, sumado a mi propio estrés porque no encuentro a uno de mis ganadores (chico, es una pc, ¿podrías contestarme el teléfono, por favor?). Para colmo está en Quito, el pelado. Ya estuve pidiendo ayuda, ojalá lo localice y no tenga que cederle el premio al segundo lugar. No me gustaría nada.

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No, yo tampoco le encuentro pies ni cabeza a este post. Pero hoy sí que necesitaba sacar todo esto de mi sistema. Blogueo antiestrés. A mí me funciona.