Naranjas
La profecía se cumple. Soy una de los pobres mortales que deberían pasarse el fatal tercer domingo de octubre en una mesa electoral. Inundada de fervor cívico, calculo que mediados de octubre sería ideal para someterme a alguna operación que me haga falta.
*fuegos artificiales*
La noticia queda algo empañada por el hecho de que, en realidad, no iré a cumplir con la patria. Tranquilidad, que eso no significa que fingiré lesiones, ni que sacrificaré en el altar del ocio mis derechos civiles. Más bien me contaré entre las víctimas del reclutamiento forzoso; hay que trabajar. El proceso no fue tan violento en ciertos casos, la verdad sea dicha, porque acá hay mucha gente con vocación. Y también estamos los otros.
He estado leyendo los postulados de este movimiento para darle validez al voto nulo, y la parte pesimista de mí, que es la que suele salir ganando, cree que tienen razón. Aquí no se cumplen las condiciones mínimas democráticas, y así yo no quiero jugar.
La otra parte, la que espera que ningún otro personaje muera en el último libro de Harry Potter, aboga por el voto responsable: está bien, tenemos poco, y ese poco es una tontera, pero tratemos de hacer lo mejor que podamos con eso. Esa minoría de mi conciencia me recuerda que acá elegimos unos cuantos en nombre de una mayoría que no lo hará porque francamente no puede.
Me acuerdo de la niña de Mike, Lu & Ogg, describiéndole la democracia a sus amigos nativos, como un sistema en que unos cuantos eligen a muy pocos, en representación y a beneficio/perjuicio de unos muchos (quizá por andar divulgando cosas como esa entre el público infantil es que el Cartoon Network canceló la serie). En suma, me hace acordar de que no solo voto o dejo de hacerlo porque me dé la gana.
Pero es que, qué oferta, señores. Qué oferta.
Sí, es hora de reconocer que me tiene algo preocupadilla todo esto. Quisiera poder manifestar en todo su esplendor mi apatía y desprecio por los comicios. Pero resulta que por esas cosas del destino, muy poca gente acá tiene la opción de evitar que su suerte se la decida alguien más, o mínimo de protestar y decir me largo porque hace rato que me están haciendo trampa.
Alternativa Democrática, de verdad que me caen bien, y si fuera solo por mí, les daría toooda la razón. Pero el agua corre más profundo. Y aunque tal vez termine votando nulo, no creo que esté remediando naranjas.
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