Atrasos y justificaciones

Voy llegando dos días tarde por culpa de un embotellamiento justo antes de ingresar a la oficina. Tarde por un par de minutos, pero eso basta para que el maldito robot marcador me envíe de inmediato un memo diciéndome que justifique (pero ya ha de arder en el Infierno de los Robots).

Pero yo no lo haré. Porque me da pereza. Justificarme, mis polainas. ¿Qué voy a decir? ¿Que ayer había un camión cerrando el paso de la avenida cuyo nombre no me preocupé de averiguar, cuya tripulación se entretenía en cortar las ramas de los árboles de La Pradera, a las que no compadeceré porque quién las manda a andar de amigueras con los cables del alumbrado? ¿Que hoy había un desfile de la escuelita de buitres aka CTG? Ambas cosas suenan absurdas, y ambas son la verdad.

Otras novedades en mi por otra parte inmaculado expediente (una que otra multa vaga no hace verano), son que me quieren chantar una falta por un día que según la ley yo no tenía que venir. Lo cual no permitiré. Así que armé la pertinente aclaración, repartí copias con generosidad y me acerqué al Coordinator para que agilite el papeleo. Ahí caí en cuenta de que la corrupción ha escalado a todos los niveles.


- Alexito, pilas con mi justificación.

- ¿Cuánto hay?


Superados esos inconvenientes, no tengo noticias, a más que en este reino estamos cooperando con la nación (somos gente con conciencia social, verá usted) y por eso andamos a media luz, y por fin, por fin, le han bajado al a/c, de modo que ya no me congelo como pingüino sureño y puedo dejar de circular arropada por los pasillos del reino.

Hablando de pingüinos, el documental este que estrenan está muy bueno (contestada tu pregunta, Kernel), y a menos que únicamente les guste el cine de acción, bang bang y muchas luces, pues tienen mi recomendación para ir.

Ya, no sean malos, digan que sí. Miren que sufren, los pingüinos, y la gente que va a helarse hasta los huesos trabajando en el Polo para que ustedes luego vayan a verlos.