El primo

Esto va siendo cosa de observar. Por un par de circunstancias me toca pasar más tiempo con mi primo, que tiene once años y ya está versado en toda la chismografía familiar. Yo, que no me entero nunca de nada a más de preguntar por mi tío el mayor y conformarme con escuchar que 'está mejor', camino a su lado preguntándome cómo le hará para enterarse de tantas cosas, incluso cosas (¿cómo? !pensé que tú ya sabías!) ante las cuales mi primer impulso es pensar que él no debería conocer.

Esas ideas totalitarias son rápidamente reprimidas, sin embargo. No es mi lugar decidir qué debe o no debe saber él. Me está contando. Sin que yo le pregunte. Nos vemos tan poco, normalmente, que me sorprende que me tenga tanta confianza.

Lo máximo que se puede hacer por alguien tan joven que recibe tanta información, ha de ser ayudarlo a estar preparado para decidir qué hacer con ella. Por ejemplo, me cuenta el cheverísimo robo de la bicicleta del primo Carlos, por lo que colijo que fue un robo bastante llamativo, por así decirlo (dudo que al primo Carlos le haya parecido chévere que le quitaran la bici). Por el momento, voy a prestarle más atención. Por lo que veo, me espera mucho de ese tipo de trabajo.