001

No me explico cómo no he contado esa historia. En fin. Todos aquí tenemos un código que, entre otras cosas, nos identifica por el número de ingreso. El mío tiene cuatro dígitos. Pero por pura casualidad, encontramos a la propietaria del código 1.

Hay un ente nonagenario que nadie se explica cómo es que sigue aquí. Elle s'apelle La Mademoiselle. Sí, con rima boba y todo, es en serio. Exige que la llamen así. O sea, hay que aceptar que va a llegar un momento en que, por más que seas soltera, difícilmente te van a seguir llamando jovencita, niña o señorita. Especialmente cuando el pelo se te vea todo blanco, ¿no?

Pues no. Si osas decirle señora, aunque no la conozcas, pagaste. Si osas ir caminando delante de ella sin presentarle tus debidos respetos, aunque no la hayas visto, pobre de ti. Si osas no cederle el taxi que llevas rato esperando, lo mismo. Ni qué decir si vienes con una blusa que a ella le parezca indecente o te adelantas en la fila de la comida porque tus amigos te estaban guardando puesto. No, nada me ha pasado a mí, pero sí a varios de mis compañeros.

Así que como comprenderán, uno se aleja lo más que puede, y se ríe, también (aquí un colega es experto). Siempre bromeaba llamándola la 001, decía que ese era su número de inventario. Y un día, un dichoso día en que nos tocó marcar tras ella la salida, él nos hace señas de que nos fijemos. Un solo dígito. Solo uno. La mademoiselle se preguntará por siempre por qué la fila estalló en risas, pero por si las moscas se fue diciendo ¿de qué se ríen, bobas?

Si esa mujer hubiera estado en la redacción quiteña en que trabajé antes, se moría del coraje, porque todo el mundo te llamaba señora o doña. Según ellos que era de cariño. Eso no me importaba. Pero bueno, la curiosidad es uno de mis rasgos, así que el otro día, explorando con toda inocencia, encuentro la lista de alias con que nos configuran en la intranet, como tvasquez, lmancheno, jvinueza, dmente. El de ella es Srta.M. Me pregunto qué irá a decir en su lápida.