Por poco y llanto

Estoy extraña. No mal, solo extraña. Este fin de semana se robaron dos copias de cierto libro, pero las recuperaron. Y ayer fue el cumpleaños de Draco Malfoy, y Jo lo felicitó. I mean, why the twitchy little ferret?

Ups, este como que no era el blog para comentar esas cosas.

Bueno, pero eso es apenas la superficie de por qué estoy estancada en la zona cursi. Ayer, los chicos de mi clase empezaron a pedirme el número de teléfono. Me sorprendió un poco, pero lo dejé pasar. Pensé que era la pura novelería con sus celulares.

A la noche me llegó un mensaje con dibujito y esos textos tipo cadena de qué linda gente que eres. Lo borré porque creí que era alguien equivocado. Luego llegó otro (número diferente) y otro, y otro en el que al fin una de las chicas mayores puso algo sensible (como incluir su nombre), y entendí porqué me estaban escribiendo.

Algo estaba amenazando con estrangularme.

Reivaj siempre dice que yo soy una mala y que debería prestarle más atención a los chicos con los que trabajo, dar buen ejemplo y eso. Yo soy un pésimo ejemplo así que espero que tengan alguien más en quién fijarse, pero ese no es el punto. Yo los quiero, no en vano hago cosas durante la semana porque nos puede ser útil para el domingo. Pero a veces ando tan a la carrera y es todo tan mecánico que no pienso realmente en ellos. Pero ellos sí se acuerdan de mí, y el caso es que yo no sabía. Aunque falten de vez en cuando. Aunque intenten pasarse de listos. Pero Reivaj me hizo notar que durante mi clase tratan de portarse bien y poner atención, aunque el resto del tiempo los demás juren que son intratables, densos, edad del burro y todas esas vainas. Yo no creo que lo sean. Solo que es difícil no ponerte agresivo cuando nadie te trata con un poquito de respeto.

Creo que al menos eso puedo darles.

Sí, buaaaaa, me puse toda melancólica, y todavía no se me pasa, así que por hoy se aguantan. No se preocupen mucho, que en nada aparecerá cualquiera a darme la lata y adiós ternura.