Comodidad

'Cause I´m the taxman, yeah I´m the taxman. And you´re working for no one but me...

XD Siempre me despierta la misma cancioncita que me recuerda la triste realidad de mis lunes a viernes, excepto cuando a alguien se le ocurre cambiarme el disco ¬¬

Ayer me fui a mi casa tempranito y con un gran peso encima. Sí, eran algo más de 300 sobres de participantes al concurso de inventos que decidí llevar conmigo ya que no me ilusionaba la idea de pasar la noche en mi lugar de trabajo (no había traído el saco de dormir), y a pesar de que aquí hay gente como para llenar varias salas de cine, ¿ustedes creen que alguien se compadeció de mí y salió a echarme una mano hasta la salida? Pues no. A lo mucho me abrieron la puerta.

Pero no era eso lo que pesaba tanto, después de todo bien que pude yo sola (se evitó el aterrizaje forzoso), el problema era que justo antes de salir, cierta persona -la misma de siempre, que no se cansa de entrometerse- me dijo que yo estoy donde estoy por cómoda. Me fui pensando eso todo el camino mientras forcejeaba con mi caja. Lo pensé cuando me fui a clase volando para igual llegar tarde. Lo pensé mientras me instalaba en la cocina a las diez de la noche para invadir la mesa haciendo pilas de "decartado", "aprobado" y "quizá".

A las tres de la mañana, con la espalda hecha polvo (gracias a Dios no hubo escarcha, pero tengo una uña rota por que este año se ensañaron con las grapas), recogiendo todo el desbarajuste que había armado para que mi madre no me despertara antes que los fab four, me di cuenta de dónde estaba, y cómo estaba, y no encontré a la comodidad por ningún lado porque el café que mi mami preparó en ingentes cantidades para mantenerme despierta estaba más helado que mi nariz.

También, con mi natural perspicacia, deduje lo estúpida que era por seguir pensando eso. Ok, yo no tengo ambiciones de dominación mundial (esa es otra, tengo que contarles todas las patologías que encontré revisando esos inventos, la lista es larga), pero por ahora me gusta lo que hago y cuando se acabe el gusto veré qué hacer. Y mientras tanto trabajo, me estreso, me desespero, me río, y me paso de cuando en cuando por aquí. Sí, me gusta la comodidad, pero lo cierto es que rara vez me puedo pasar en ocio total.

Así que lección de hoy: no le hagas caso a la gente que te insinúa que tu vida no tiene norte, en especial si se sientan justo en el puestito del oeste.