junio 03, 2005

Miscelánea

Como siempre hay cosas que quedan sin decirse por A o B motivo, otra vez tenemos ronda de cartas.


Querido subconsciente:
Te agradecería que dejaras de andar jugando a asociar recuerdos, especialmente los desagradables, en momentos menos oportunos, como cuando estoy intentando ponerle buena cara a mi familia. Realmente, eso no ayuda.

Estimado profesor de gramática:
Sea tan amable de ponerme mínimo 70 en ese examen, porque significaría muchísimo para mí librarme de esa materia por el resto del año, por favor por favor por favor, y no se vaya a ofender, su clase es chévere, se lo puedo asegurar.

Señores de Teleamazonas:
Realmente me entristeció mucho que dejaran de pasar Héroes. Solo para que lo sepan. Sin resentimientos, porque ya sé que van a poner nueva temporada de Malcolm.

Querido señor Arturito Pérez Reverte:
Usted como siempre se pasa. A qué espera para sacar otro libro.

Querida señora Jo Rowling:
No tengo mucho qué reclamarle. Siga portándose bien. Saludos a los niños.

Hecha la correspondencia...

Sigo invicta de la gripe, aunque estoy rodeada por todos los frentes: mi mamá, a quien beso al menos una vez al día si todo anda bien; mi hermano, que usa el mismo teclado y mouse que yo; la paparazza de al lado que no sé para qué viene si total se la pasa proclamando lo mal que se siente. Ayer estornudé un par de veces, y dije ya caí, pero no, el infortunado es mi papá que se fue a trabajar hoy con cara de mártir (no lo entiendo, se rompe una pierna y se hace el macho, pero le da gripe y qué manera de dramatizar).

Llego a mi casa y encuentro un espectáculo extraño. Mi primito, el que está con nosotros por motivos académicos (si no lo controla alguien con puño de hierro como mi madre se queda de grado) estaba hecho un ovillo en el suelo, con uno de sus pantalones de la escuela. Me agacho a ver qué hace. Me mira con ojos enormes que me dicen que no pregunte nada. El pantalón tiene en el área de la rodilla una rajadura de lado a lado. Y el muy... (no sé cómo llamarle, iba a decirle gil pero me dio ternura) está tratando de coserlo con un hilo celeste (la tela es azul oscuro) robado seguramente de entre las cosas de su tía, mi madre, cuando es obvio que no lo ha hecho nunca antes en su vida. (Me refiero a coser, no a robar. ¡Aunque espero que tampoco!)

Como ya se sabe que es uno de mis pasatiempos, nos fuimos a arreglar ese asunto a otro lado. Pero si uno piensa que se le puede ocultar algo que entre en el territorio de lo doméstico a esa mujer, es que no la conoce o se hace. Eso sí, le dije a mi primo, ni nos hemos visto. Igual nos descubrieron. Pero como a esas horas ya estaba durmiéndome, me hice la loca y escuché retazos del monólogo a prudente distancia, sin preocuparme demasiado. Cuando yo tenía diez años, las retadas de mi mamá me causaban breves depresiones en las que me dedicaba a imaginar cómo se sentiría ella si de repente yo muriera, me secuestraran los extraterrestres o iniciara una nueva vida como pirata. Este chico apenas si se aguanta la risa. Y después hace exactamente lo que le da la gana.

Thesaurus

Idealismo: Asunto que requiere tiempo y energía. Yo no tengo.

Al momento

  • Fragile Things, N. Gaiman