Mitos

Entre los libros que suelo recomendar en la revistilla, hay unos de mitos griegos que están muy bien (no sé, son las versiones que más me gustan, se apegan a los clásicos y a lo que contaba la profe de literatura en el colegio), y con ilustraciones de Tony Ross que es un genio y me da esperanzas de que algún día mis garabatos también pasarán por arte.

A la hora de escoger, claro, me fui por mis favoritos. Uno de ellos era la leyenda de Perséfone, la que se comió las semillas de granada y tuvo que quedarse a vivir en el inframundo con Hades (el Hades de Disney - LOL ). Por una hamburguesa tejana o un helado chantilly con chocolate triple, quizá. Pero ¿semillas de granada? En fin.

Otra era la de Atalanta, la corredora, que al final se dejó ganar, para decepción de los lectores. La de la invulnerabilidad de Aquiles, ¿qué le costaba a la madre sumergirlo todo? Pero así no había chiste en contar la historia, creo.

La del nacimiento de Atena (aunque aquí Zeus se da un golpecito, yo prefiero la teoría del hachazo). Y acabo de encontrar semioculta la historia de la caja de Pandora (con Prometeo encadenado incluido... buaaah).

¡Déjanos salir, Pandora!


Ya solo me falta que pongan las guerras de los centauros y todos contentos. Y la de Ifigenia, que siempre me dio pena, tener que convertirse en vaca por culpa de gente que no puede resolver solita los líos en que se mete... Más o menos el caso de Héctor, solo que al menos a él se le permitió agarrar su espada y salir a encarar su propia muerte (por el idiota de Paris, pero no olvidemos que era su hermano menor, si eso les significa algo).

Para mí sí significa; ayer sin ir más lejos me he reído hasta las lágrimas a causa de dichos hermanos menores, lo que prueba que pueden ser de gran utilidad después de momentos de mucha tensión. Claro que puede deberse a que tuve que regalarles mis entradas de Batman Begins porque yo no podré ir. Pero así es el amor fraternal, puro y desinteresado. Llamémoslo en síndrome del hermano mayor: te quejas y juras que no volverás a caer en las garras de esos mercenarios, luego vas a regañadientes, pero acabas haciendo lo que te piden.

Los hermanos intermedios se lo pasan bien, tienen un mayor a quien cargársele, uno menor del cual quejarse, y ninguno que lo chantajee. Paso de comentar cuando hay más de tres hermanos porque he tenido poca oportunidad de observación. Es decir, solo tengo uno y en ese caso la única chica es la dominante.

Estoy desvariando. De nuevo. Será mejor que siga trabajando. Sí, eso, a trabajar. Que mañana nos cambian por completo el sistema y mejor adelanto hoy todo lo que pueda porque mucho me temo que voy a tener que tomarme mi dulce tiempo adaptándome.