Wormtail tiene competencia

Odio el nuevo sistema. Hay diez personas trabajando en este departamento (lo bueno es que tenemos horarios distintos y rara vez coincidimos todos) y mientras nueve de nosotros estamos desesperados tratando de recordar lo que nos enseñaron en el curso de actualización, el único que, tan fresco como una lechuga, nos fija los escritorios, nos indica cómo conseguir fotos, y cómo archivar nuestros textos, es nuestro coordinéitor (TM)... el genio del mal en persona (le decimos de cariño), que estuvo de vacaciones durante los benditos cursos.

Bueno, creo que ahora que gracias a Reivaj dejé de dramatizar por lo de ayer, puedo analizar las cosas con más frialdad. ¿Qué importa que los tipos se crean que la culpa de una tarea mal hecha que no es de mi competencia vaya a recaer exclusivamente sobre mí? No puedo reprocharme nada, a más de haber olvidado la frase de Cicerón-sensei, Piensa mal y acertarás. Me porté ingenuamente y asumí (corrígete, muchacha) que la gente cumple con sus compromisos, tiene suficiente vergüenza como para no negar ante los demás cosas que prometió personalmente, etc, etc. My mistake. No vuelve a ocurrir.

Claro, eso me deja con bastante fastidio hacia aquel sector de la especie humana ubicado en la planta baja. Ponle una bomba y no llores, me dijo Reivaj. ¡Es todo metáfora!, añadió inmediatamente, cuando vio que de verdad dejé de llorar para mirarlo pensativa.

El caso es que si ellos, que son los que actúan como ratas (muere, Wormtail), no se deprimen, ¿por qué voy a bajonearme yo? ¿Qué es lo peor que nos puede pasar?, como decimos siempre con mi oh tan sabio hermano menor. Voy a seguir siendo yo. Y ellos van a seguir siendo ellos, creo que no necesito agregar nada más.

El profe de anoche, encima de que nos anunció muy orondo que lo seguiremos viendo el siguiente ciclo, no nos dejó ir enseguida sino que nos puso a hacer otro ensayo sobre cuánto he aprendido en esta clase. En otras palabras, lata. Escribí lo más de prisa que pude, y llamé a mi papá para que viniera a verme. Me imaginaba yo merendado, para variar, a las ocho y media, ver una película, o terminar de leer lo que tengo pendiente, hacer los deb- no, eso no. Sí, en quince minutitos, me dijo. Una hora después, muriéndome de frío en la vereda, sí sí, paso viendo a su hermanito y ya llego. Total, que llegué más tarde que de costumbre, escuchando a Reivaj alabar Batman Begins, para más de que hasta hoy en la mañana se acuerde oye, cierto, vi el tráiler de tu Harry Potter ¬¬ A veces tengo que recordarme que lo quiero.