Después de las 6
Todo humano por acá averiguando sobre sus fondos de reserva. Es entonces cuando me casi arrepiento de mis felices dos años de servicios prestados. Qué se le va a hacer. Era yo más libre, eso es lo que cuenta. Cuánta razón, RLS, cuánta razón tenías.
Ayer recordé quién sabe cómo que me había suscrito a los atlas de NG que saca el periódico, pero nunca los había ido a retirar. Decidí, ya que tenía tiempo, pasarme por bodega. Claro, hasta que me pusieron en el mostrador las lápidas esas, yo no había calculado que habían pasado tres semanas desde el primer número.
No cabían en la mochila, de modo que me tambaleé con los monstruos a cuestas hasta la avenida principal, y de ahí hasta el paradero que es un trayecto parecido. Hice todo un espectáculo para subirme al bus, y otro para bajarme. Creo que el chofer y varios pasajeros suspiraron de alivio cuando me vieron alejarme del vehículo. Y para colmo, cuando voy llegando a mi casa, una viejita me llama desde su ventana para preguntarme si estoy vendiendo libros.
El profe ese que no me quiere ver ni en pintura nos tenía una sorpresita: prueba no anunciada. Puaj. Era un ejercicio que ya deberíamos sabernos de memoria, solo que él y yo nunca estamos de acuerdo. Sus métodos me parecen poco realistas, y los míos le parecen poco ortodoxos, así que no importa cuánto nos lo hubiera anticipado, mi calificación será exactamente la misma. Nunca me pongo a discutir con los profesores. Me da pereza. Pero eso no significa que vaya a seguirles la corriente si tengo alguna idea que me guste más. En eso diferimos Reivaj y yo. Él es arreglémoslo aquí y ahora; a mí nadie me dice lo que tengo que hacer. Yo soy déjalo estar, a fin de cuentas haré lo que crea conveniente.
Pero anoche nos descubrí sonrisas casi idénticas motivadas por el mismo pensamiento. Supongo que nuestra principal diferencia está en la reacción. Se lo comenté y me miró con cara de no te hagas ilusiones, pero sospecho que fue nada más una pose.
|
0 me llevan la contraria:
Publicar un comentario