Tiempo extra

Eso de tener tiempo libre sin haber hecho solicitud es una espada de doble filo. Quise dormir, pero ciertos inconvenientes en forma de dolores no me dejaban. Me dijeron que debía descansar, entonces nada de pantallas ni música ni nada con letras. De pasar aburrida y encerrada no me quedó otra que desempolvar el pensadero. Esto bien puede derivar en otra infección de garganta.

Me di cuenta que de verdad tengo demasiados objetos inútiles. Y me dedicaré a deshacerme de ellos este mismo fin de semana. Por el poder de Grayskull.

Reivaj me ha ganado el sitial de quién pasa menos tiempo en casa, con esto de las guardias. A ello se puede deber que ande con una cocacola de medio litro en la mochila. Pobre.

El celular puede ser tu peor enemigo tanto si lo apagas como si no. Moraleja que te será muy útil para cuando te vayas de vacaciones o estés deseando morir en paz: no le des tu número a la gente que no No NO quieres que te llame.

La televisión local sigue siendo un asco. Larga vida al CN, excepto al bloque Boomerang.

Como ayer había otra prueba de la que no me enteré hasta pocos minutos antes de irme a clases, tuve éxito en lograr mi mayor desastre de este año. Cuando iba terminando la primera carilla, disertando descaradamente de cosas que no había estudiado, la pluma dejó de escribir, evitándome la producción de nuevas estupideces, y ahorrándome un cachito de humillación a la hora de las calificaciones.

Hace rato que tocó la campana indicando que era tiempo de renunciar. Yo llegué tarde.