Lagarteros para Clau

Iniciamos este informativo con una mala noticia proprocionada ayer por Claudieko; hubo un intento de rueda de prensa en la que apenas si se dio acceso a tres medios, cada uno de los cuales dará a su tiempo su versión de los hechos. Bueno, uno de los entrevistadores era más fan que nada, por lo que tuvo que despedirse al poco rato de la sala (inundaste el chat, Luis). El caso es que Clau ha decidido dejar silenciosa la casa, es decir, que ya no pegará más gritos por allá. Lástima, nos perdimos de seguir enterándonos de cómo funcionan las complejas psiquis adolescentes mutantes.

Al único que le debo tantito de felicidad este fin de semana en el que mi familia me abandonó sin contemplaciones (huyan, pero tendrán que volver), es al señor McCourt, del que no sé prácticamente nada, pero ya lo averiguaré. A ver. Felicidad por enterarme de sus desventuras infantiles. No, eso suena muy mal. Claro que tiene humor, negruzco y retorcido, pero humor; mas no sé si eso me da razón de llamarlo felicidad porque hay tanta tragedia en lo que cuenta (considerando que son sus memorias...). Sumemos que a ratos me daba tanta pena por los niños y otros tanto coraje contra los padres. Para que Frankie haya regresado a su casa después de la tifoidea, deseando haberse quedado en el hospital, donde comía normalmente y el conserje le llevaba libros. Resumiendo, en eso me pasé el día y medio en que no serví para nada.

Memorándum a mi organismo: Que se decida de una vez, si está o no está, porque sinceramente no me han gustado nadita las escaramuzas de la semana pasada. No contento con ello, me arruinó el sábado y domingo ¬¬ y ahora me muero de sueño. Suerte que no dormir te sugiere ideas raras pero útiles como adelantar trabajo. ¡Pero sigue siendo injusto! Y protesto.