Para Al y Luis

He hecho las paces con la paparazza. Reflexionando lo que hice, no tenía justificación, por más que ella estuviera fastidiando en un mal momento. Reaccioné mal, o por lo menos de manera inusual en mí, además de innecesaria. Hoy vino (no la veía desde el miércoles pasado) y le dije que realmente lamentaba haberla tratado mal. Se portó muy tranquilita y me contó un poquito de su viaje y de la fundación con la que trabaja. No es mala persona. Solo muy enojosa cuando se suelta a hablar, y con una idea demasiado ligera de la privacidad, propia y ajena, así que no más será cosa de tener cuidado con lo que digo.

Ahora que vuelvo a estar en paz en las dos carillas del cosmos, ¿qué haré? Tanta beatitud exige ser invertida en alguna actividad meritoria. Mientras tanto, pongo esta tirilla para mis amigos Al y Luis.

Si alguien sabe de alguna otra causa justa, que avise.

Entre ayer y el lunes, de puro mensa mi otro yo (la sangre sea sobre su cabeza) perdió un disquette en el que tenía un par de textos que hice en el trabajo y que quería arreglar. Con el nuevo sistema no puedo guardar nada en word para el día siguiente, se borran automáticamente. En vez de enviármelos por email, noooo, los guardó en el plastiquito ese. Y ahora tendré que 1. acordarme y reescribir, o 2. olvidar que alguna vez los hice. Lo primero no tiene gracia; lo segundo es medio difícil.

Aplicaré lo tercero, dedicarme a alguna otra cosa que desvíe la atención. Creo que hoy la ayudaré a buscar fotos ^^ Esto de hacer de samaritana parece sencillo.