septiembre 01, 2005

Rant

[Este post también podría llamarse Cómo te extraño, café. Muy recomendable saltarse los dos primeros párrafos.]

¿No es suficiente que en la realidad andemos clasificando a la gente según su apariencia, para que encima organicemos jueguitos idiotas en el que las características físicas de cada participante pasan por el escrutinio público y viva, ya tenemos un ganador?

Sí, se pudre la pregunta, pero el menos pensado de repente sale con esas cosas y te deja pensando qué hago aquí, Dios mío, cómo es que llegamos a este valle de lágrimas. También sé que estoy generalizando, pero el que no haya discriminado así nunca, aunque sea de modo inconsciente, pues es un santo, gusto en conocerlo. Lo lamentable es que pasen los años y sigas haciéndolo. O que pretendas educar a otra gente y de repente les salgas con eso.


Respira profundo, Dael.

¿Ya?

Bien. Puedes continuar.


Esta noche resultados de examen de gramática. Mañana sesión de tortura (fotos fotos fotos de niños). Y el sábado no sé que están planeando los de mi clase, pero me preocupan cuando se ponen en tanto secreto. Ahí ejerzo mi derecho a la pereza y les caigo a ver qué se traen.

El domingo pasado un par me pidió que les ayudara con algo. Uno quiso entrar al Hi5 *sigh* y como yo no estaba ahí, me preguntaron por qué. No sé. Les explico mi fobia con las fotos. ¿Y no usas la red para nada?, me preguntaron con expresión de desmayo. Intenté explicarles lo que es un blog. No sé si entendieron mucho, capaz que ya lo sabían pero me escucharon con paciencia. Y luego: ¿Y de qué escribes?

Ay, los niños, preguntan cada cosa. De mí, claro. Interesantísimo. De otros. De ellos, aunque no mucho, ¿verdad? Y de cosas que me llamen la atención. Y el comentario de los cien millones, no hubiera pensado que se pudiera escribir tanto sin tener un tema.

Halagadísima me sentí. Yo también los quiero. Se fueron y me dejaron ahí traumada. Yo, ¿tengo un tema? Puede ser. A veces. Y puede que no. La mayor parte del tiempo. Pero no es algo que pueda dejar simplemente por alguna duda mal parqueada.

Ayer leí un post muy bueno sobre cómo sí se puede escribir para uno mismo. Y sí señor, se puede. Solo porque yo no me entere, no dejará de haber muchísima gente que escribe sus cosas y jamás las da a conocer.

Escribo para vivir (o sea por plata), así que es un oficio, y no serviría de nada si no lo hiciera ni medianamente bien, si no me gustara hacerlo, o si por más que me esmerara, no hubiese nadie leyéndome. Así que gracias gracias gracias a quien corresponde.

Escribo gratis para mí, me enfrasco en cosas que creo que merecen la pena para luego darme cuenta de que no van a despegar, y tengo que dejarlas. O hago cosas que están destinadas, desde que nacen, a que no las vean más ojitos que los miopes míos.

Escribo gratis para otros, aunque bien se puede poner en tela de duda el favor que les hago, y mejor digo favor que me hacen.

Y escribo porque a veces es imperioso y necesario, eslabones interminables como estos, o cuatro líneas maltrechas, o preguntas que no debería hacer porque ya sé la respuesta. O cosas que nadie escribe y necesito leer. Entonces, solo entonces, empieza a querer cobrar sentido todo lo demás que he escrito.

Thesaurus

Idealismo: Asunto que requiere tiempo y energía. Yo no tengo.

Al momento

  • Fragile Things, N. Gaiman