septiembre 05, 2005

Lunes y todo sereno

A pesar de que esta podría ser una excusa para dejar fluir mi mala onda porque tuve que madrugar ( y de qué manera), me declaro contenta hasta el momento.

Hoy a las 05h45 me despertó Avril Lavigne. Nunca la he odiado más. El culpable, o sea mi hermano Jose, se atrincheró y no pude darle su merecido.

Como no podía volver a dormirme después de la carrera que pegué tras el perpetrador, me alisté para salir. Diez para las siete, sentada en mi cama. ¿Qué hacer? ¿Ver tele? ¿Leer? Nah. Me saqué los sapatos, le hice el cambio al despertador y dormí media hora antes de agarrar la mochila y salir volando.

A los tiempos que paso por la Quito. Esta semana mi vida va a peligrar en un alto porcentaje más que el resto del año junto, qué procesión de suicidas al volante y suicidas pasivos, o sea nosotros pobres usuarios del transporte público.

Bueno, igual me cambió el ánimo la clase de esta mañana. Si hasta tomé nota, oiga. Bien podría titularse: chismografía de la época republicana. No, es broma, el profe está bien documentado. Purgó sus antiguos pecados de mi época universitaria cuando se puso a hablar de Eloy Alfaro. Nos dio muchos datos interesantísimos, como el proyecto del ferrocarril, con diagrama y todo de cómo era el plan original, que hubiera reportado bastantes beneficios para mucha de la población, y babeamos un rato pensando en lo que sería Ecuador de haberse cumplido algún día la constitución del manaba (no, no el que está en los links)... Me acordé de Guillermo y su optimismo. Lástima que luego alguien que obviamente no quería estar ahí hizo un comentario idiota, recordé como andan las cosas, y volvimos a la triste realidad.

De ahí me vine conversando con una amiga muy rayada que me cae bien porque es de lo más pilas cuando se trata de trabajo y lecciones, pero en cuanto se desconecta, habla por cuatro de tonteras y media, es una especie de terapia excelente cuando no quieres hablar de nada y decir ajá, ¿en serio? y no, cómo crees.

Tuve que aguantarme el argumento de La mujer en el espejo, pero la verdad es que tal como ella relata, no queda más remedio que reírse.

Ah, mi puesto. Con mis páginas enteritas por hacer. Con mi jefe renegando por no se qué tachuelas. Y con el ente de vuelta. Parece que le han hecho bien las vacaciones, ha vuelto renovado. Habrá que soltarlo más seguido, a ver si evoluciona.

Naaah.

Hablando de madurez.

Como he recibido acusaciones de que mis clases dominicales son aburridas (Reivaj, que no es que asista a ellas, pero critica igual), traté una nueva táctica, plagiada de una de mis clases favoritas de la universidad. Les dije a los chicos que hicieran una pregunta, la que fuera, sobre la lección, por supuesto, y que ganarían las que yo no pudiera contestar. Con mi natural modestia, pensé que era asunto arreglado.

Me ganó un niño de 13 años, con una pregunta que no me hubiera imaginado que haría porque pensaba que él no me prestaba mucha atención que digamos.

Odio perder.

Odio, odio, odio perder.

Pero perdí. Y le hubieran visto la cara.

Ni más hago eso, sus egos no necesitan tanta alimentación, pueden intoxicarse o algo así, y luego vendrán los padres enfurecidos, y tendré que huir por los techos con rumbo incierto. No. Especialmente porque esa fue una de las habilidades que no adquirí viendo Ranma 1/2.

Thesaurus

Idealismo: Asunto que requiere tiempo y energía. Yo no tengo.

Al momento

  • Fragile Things, N. Gaiman