septiembre 09, 2005

Qué tomates asesinos

Al fin se terminó el curso de historia. No es que fuera malo, pero ya los dos últimos días mi descaro era muy grande, me abrazaba a la mochila soñando con mi almohada, y la Pao que se sentaba al lado, se la pasaba pinchándome con la pluma, pensando que me había quedado dormida ¬¬

Me libré de quedar como vaga por no hacer los deberes de griego, porque como volvió Cruz, el profe viajero, tenemos doble hora para ponernos al día. Meaning: no griego. En clase él tiene unos cuantos a los que se les carga en broma, a mí me deja en paz. Para no aburrirme a la hora de gramática, bajé a conversar con unos amigos de los cursos superiores que andan organizando un viaje misionero, qué suerte que tienen. Justo estaban por entrar a clase con Cruz, que viene y me pregunta, para gran regocijo de la audiencia, quién es ese con el que paso hablando tooooda la clase.

- Es mi hermano.

- Y qué, ¿no viven en la misma casa?

- Sí, pero es que solo nos vemos...

- ¿O es que tu mamá no los deja hablar? Qué manera de conversar, si no fuera porque pierdo el hilo les preguntaba ahí mismo de qué tanto es que hablan.

(se está riendo, pero a mí no me hace gracia)

Como los que estaban escuchando son amigos de mis papás, estoy segura de que este triste episodio no será olvidado ni se quedará dentro de las paredes del seminario ¬¬


Hoy es el cumpleaños de mi mamá. Me fui al solemne almuerzo, bajo pena de resentimiento eterno (equivalente a un par de semanas, más o menos) en caso de faltar. Por las mismas razones, comí hasta quedar como esas culebras que abarcaron demasiado y luego no se pueden mover. Encima la cumpleañera anuncia que va a servir la torta, y me manda a mí (¡a mí!) por el helado, que está en la parte más alta del refrigerador. Como que sabe que me toca empinarme a ver si alcanzo. Y nada, que abro la puerta y soy víctima de un salvaje ataque por parte de media docena de zanahorias que se lanzaron sobre mi cabeza.

- ¡¿Quién puso esas zanahorias allá arriba?!

Nadie sabe, nadie supo, y ni siquiera pude tomar venganza, hube de recoger a mis agresoras del suelo y cambiarlas de lugar para que no pudieran tomar por sorpresa a otro pobre incauto.

Primera sospechosa: mi madre. Pero hoy no se la puede acusar de nada, ya veremos mañana.

Thesaurus

Idealismo: Asunto que requiere tiempo y energía. Yo no tengo.

Al momento

  • Fragile Things, N. Gaiman