septiembre 08, 2005

Vuelta y media

Según parece, Murphy se fue a dormir a pierna suelta (lo envidio).

Mi papá, que a veces hasta se baja de su nube y se entera de lo que pasa, cogió la dichosa carpeta y la fue a entregar. Un dolor menos. Le debo una. En realidad dos, porque ayer además me había hecho esa mezcla de gelatina con yogur, que compensó la falta de comida de ayer (long story).

Las clases de historia siguen muy buenas, pero no puedo evitar los bostezos, el café ha vuelto a acecharme en sueños, y mañana es el examen. Espero que mi subconsciente haya retenido algo.

Anoche otra vez subió la secretaria a darnos la lata con que la mañana deportiva, el retiro y otras actividades que hay este año en el seminario; como no pienso ir me hice la loca y me puse a conversar con una chica que trabaja como maestra en sectores marginales, de lunes a viernes en Bastión y los fines de semana en la isla Trinitaria. Es una niña muy graciosa, se ve que le gusta su trabajo y que realmente le pone ganas, me hizo reír con su relato de cómo tuvo que aprender a cruzar los puentes colgantes. Me invitó para ir un fin de semana a la escuela comunitaria, bueno, cuando se la terminen, está contenta porque ya le aprobaron la construcción. Por ahora se reúnen en una iglesia, o visitan a la gente en sus casas. Creo que será más bien una especie de sitio de alfabetización, aunque sí les dan certificados de primaria, pero no hay límite de edad, trabajan tanto con los niños como con los padres, porque allí casi nadie sabe leer ni escribir, apenas firmar.

A veces, cuando el mundo da tanto asco y quisieras sumergir un ratito a cierto individuo en cualquier pecera por ser la triste excusa de ser humano que es, encuentras gente así, como ella. No digo que es un pedazo de dulce, en clase se pasa de lista con los profesores o empieza a dar su opinión sin que se la pidan, lo que me parece genial, pero también hace que le llamen la atención o que sea el primer nombre a la hora de pedir voluntarios.

Es chévere.


Esta semana empezamos materias nuevas. Hay una que simplemente es un continuará del curso anterior. Y una hora doble de la que solo tuvimos veinte minutos. Pero qué veinte minutos, muchachos.

Antes entró la secretaria, como iba diciendo, con el calendario de eventos, la pancarta, el equipo de fútbol, la banda de la madrina, blablabla. Como es natural, unos escuchaban arrobados, y otros discutíamos temas de importancia nacional =P La secre se picó, nos mandó callar y empezó a recordar que deberíamos mejorar esa actitud, que los profesores se quejan de nuestra falta de participación, que nuestras notas son bajas, que un profesor que recién nos dio una clase está tan decepcionado de la poca respuesta...

¬¬ Un momento. Solo hay alguien que encaje en esa descripción. Se hizo uno de esos silencios que se toman los volcanes para después sacar todo lo que tienen. Fuiste, Pompeya. Todos tuvieron algo que decir, y bien dicho. Bueno, excepto la clásica excepción, el de siempre, el perro del hortelano.

Bueno, dijo ella, muy tiesa, cuando uno no le agrada el método del maestro, pues se ayuda con el material, uno estudia, no puede depender siempre del estímulo. Pensé en cierta maestra sentada en la banca detrás de la mía, en la arbitrariedad del uso del término. Bueno, contestamos, para esos efectos no venimos a clase, que nos deje el material en la fotocopiadora y nos avise cuando quiera tomar exámenes.

En eso llega Reivaj, que no iba a venir porque tenía mucho que estudiar y estaba cansado, pero para qué se inventaron los sms si no es para el chisme; se quita la gorra, la mochila, se sienta, medio cacha de qué hablamos y corona con yo a perder el tiempo no vengo, pues.

La chica recogió muy seria sus papeles, borró los presupuestos de la cinta de la reina, y nos dijo que ya venía el nuevo profesor, que habían tenido problemas para conseguirlo, pero que ya estaba todo arreglado.

Ingresa el ilustre, un poco desprevenido, nos dice que lo disculpemos, que hasta hace una hora no sabía que iba a darnos clase, pero que no importa porque ya tiene una idea de para dónde quiere ir (cosa que le falta a su colega hace poco mencionado). Hace un par de notas en la pizarra y... Vaya.

Hubo voluntarios para mandar escaleras abajo al tipo del timbre.

Solía decir que yo me aguantaba de lunes a miércoles, y 1h45 del jueves solo por 45 minutos con el profe Cruz. Ahora digamos que tengo hora y media más sumada a este último grupo, lo cual si no equilibra las cosas en cuestión de cifras, sí compensa bastante en cuestión de interés, al menos para mí. Y según parece, para el resto de mis compañeritos también.

Ah, y pensar que yo quería que se fueran volando estos tres meses.

Thesaurus

Idealismo: Asunto que requiere tiempo y energía. Yo no tengo.

Al momento

  • Fragile Things, N. Gaiman