Hipoglucemia

Según parece, no encuentro nada de qué quejarme últimamente. Ni siquiera Némesis anda haciendo bien su trabajo. Quisiera que eso significara que las cosas anda sorprendentemente bien. A ver, un par de asuntos se han resuelto con mucha decencia (no estoy hablando de moral, por si acaso, solo digo que me acomodan), pero hay otros que son el mismo asco de siempre. En promedio, estoy en una especie de letargo. Sin causas nobles ni optimismos. Nada. Ah, sí. Ganas de irme a dormir, por favor, una semana entera, muchas gracias.

Y me acuerdo del post malogrado de ayer. No porque me haya estado lamentando, nada qué ver, sino porque Mil sacó el tema así de la nada (nuestras ondas telepáticas andaban en sintonía, parece). ¿Quiénes serían nuestros amigos si de verdad hubiéramos tenido la facultad de elegirlos con gran angular? ¿Si no hubiéramos, en nuestro caso, estado limitadas por la coincidencia de ir a parar a la misma universidad, en la misma carrera, y de que nuestros apellidos comenzaran con las últimas letras del alfabeto? Y de caernos bien, por supuesto.

Se disparó la neurosis, empezamos con los "y si...". Cuando nos dimos cuenta, ya estábamos armando otra historia interminable.

Mejor nos fuimos a comprar helado.