Por culpa del inca

Hoy reivindiqué mi título de inútil, por no poder explicar a las seis y media de la mañana por qué se disolvió el Tahuantisuyo.

Parece que mi primo se divirtió muchísimo el fin de semana, porque se olvidó de hacer los deberes. ¿Quién paga los platos? Dael, a quien despertaron a esa hora imperdonable, y le pusieron delante un cuestionario. Me costó enfocar las letras, y luego comprender medianamente su significado. Algo recordé de los normandos, ah no, los españoles, y luego Gengis Khan, no, digo, Huayna Cápac... Lo peor era que las preguntas eran del tipo dé su opinión. La revelación vino a mí.

- Él tiene que dar su opinión.

Y me dieron el Nobel a la lógica, el altruismo y todas las cosas obvias.

Por un momento me sentí como si la que no hubiera hecho los deberes para la escuela fuera yo. Mi mamá nunca me había mirado así, al menos no por esos motivos, la única vez que no pude hacer la tarea en la escuela, porque tenía sarampión, casi me vuelvo loca (por eso nunca me aprendí el paradigma de la conjugación, como algún observador habrá notado). Ya de chiquita era exagerada.

Al ratito la culpa fue reemplazada por unas ganas locas de reírme, solo de pensar que ella creyera que yo a esa hora me iba a inventar lo que opinaría un niño de diez años. Yo, bien despierta, no hago esas cosas, llámense compañeros, amigos o parientes. Medio zombi, peor.
Suerte que ella reconoce mis gestos (y que llegó el expreso).

Ahí no más me abandonaron, y por mucho que traté de sepultarme bajo la almohada, ya no pude volver a dormir.

Estaba resignada a no encontrar desayuno, y tenía razón. Me dieron un té, y de los que no me gustan. Tuve que comprar algo aquí al frente. Por ahora tengo que encontrar el cuento del que viviré esta semana. Procrastinando por acá no es que lo logre, sino que invoco a la desesperación para que venga en mi auxilio.

(Llama mi madre. No se me comunica el perdón, pero lo detecto en su voz y en el hecho de que me está preguntando qué me gustaría comer para la merienda. Si yo fuera más pretenciosa diría que me suena a oferta de paz, casi casi que disculpas, pero tampoco nos hagamos ilusiones.)