octubre 05, 2005

Lúgubre octubre

Sospecho que viramos por la esquina de octubre: me empiezan a acosar los fantasmas del Halloween. Y no esos lúgubres, fríos espíritus envueltos en blanco, o negro (que francamente dudo que estén tan de vacaciones como para venirse a molestar acá). No. Son esos fantasmas coloridos y sonrientes, rebosantes de dulces, esqueletos simpáticos saludando por todas partes. ¿He dicho que no tengo vocación para las ventas? Lo reafirmo.

Creo que me van a dar un respiro, llegan los libros para este mes. Sorpresa. Una novela sobre sacerdotes y demonios de la Atlántida, Khardia, una de esas cosas llenas de nombres extraños y seres raros, que a mí a veces me gustaría intentar, pero mejor no: acabo volviéndolos maníacodepresivos o quejumbrosos incurables a todos. Habrá que ver.

Hay algo de poesía. Y una recopilación de cuentos ecuatorianos de aparecidos. Solo hay dos que me parece haber oído antes. El del tintín y Mariangula. Son casi todos de la Sierra. Hay uno de Manabí sobre el jinete muerto. Tendré que revisar mejor.

Ahora sí el ambiente está listo. Allá voy, a recomendar a las juventudes locales atiborrarse de azúcar. Nada personal, solo que odio sentir que estoy vendiendo algo. Me gusta proponer, contar lo que creo divertido o importante o verdadero. Pero engatusar ya es otra cosa. Trato de ser consciente de lo que hago, de lo que digo, de saber que no estoy manipulando a nadie, pero no puedo evitar preguntarme, ¿y todo de lo que no me doy cuenta? ¿A quién se lo voy a preguntar?

Grandiosa yo, para subirme los ánimos ¬¬

Como diría Virgilio (versión marioneta gracias a Dante), cantemos a cosas más elevadas. Y se puso a inventar el infierno. Hay una serie que dan tan tarde que ya me duermo, se llama Zona Muerta. Le digo a Reivaj que apague, que no quiero verla.

- Ridícula. Bien que quieres.

Pos sí tiene razón, sí quiero ver, pero es que sé lo que vendrá después. Dael no dormirá hasta quién sabe cuándo, hecha una supermetralleta divagante, imaginando finales alternos, amenazada hasta el cuello de fanficciones que nunca verán la luz. Y esa serie es especialísima porque como el protagonista es un psíquico, van presentado saltos al dudoso pasado, al presente alternativo y al probable improbable futuro, que no hacen más que enredarte, como esos libros que te dan varios finales para que escojas el tuyo, pero peor; por ahí tengo uno que pretende ser para niños, que tiene los capítulos mezclados, y dependiendo de la elección que hagas te reenvían al próximo (¿según el número? ¿qué es eso?), en el que encontrarás tu destino. Yo en ese jueguito me he muerto cien veces.

Pues no. Le digo a Reivaj que se largue a su cuarto a ver lo que le dé la gana, que me deje en paz. Que yo no veo nada a estas horas, y es mi última palabra.

Me pican los ojos de sueño.



(¿El título? Digamos que he pasado demasiado tiempo con el señor Deary)

Thesaurus

Idealismo: Asunto que requiere tiempo y energía. Yo no tengo.

Al momento

  • Fragile Things, N. Gaiman