diciembre 02, 2005

La hora de las brujas

Así se llama un programa radial en el mundo mágico. Así se llama también el momento que se vive en esta muggle oficina.

Primero, dejemos en claro que, muy aparte del asunto este de la magia, el término bruja lo estoy usando en la acepción más antipática posible. O sea, no te aguanto.

Usualmente no soy tan hostil. Pero desde hace un par de meses compartimos espacio con uno de los grupos más temperamentales. Peleas, gritos y llantos, cuando las cosas no cuadran. Y hoy, que va siendo un día bastante pesado, que se me retuercen las tripas por el estreno de una película que ya vi, que Al está a punto de venir a verme y yo todavía no tengo aprobación para mi portada, nos cae una nueva. Empiezan a instalar a alguien más en el kiosko. Lo escribo con dos ka, porque no me acuerdo cuál es la grafía correcta y no estoy con la paciencia como para ponerme a averiguarlo.

Es que no es cualquier alguien. La habrán conocido algún día, con otro bolso, otro corte de pelo, otra marca de crema para las manos. La que llega donde está por las vías alternativas. La que estaba en el mismo salón de clases y ahora si te saluda es con aire de que fue tu profesora. ¿Han oído hablar de Eris y su manzana repodrida? Esa mera, versión guayaca.

Aquí se va a armar. Diría que no me importa. Mentira. Mientras estuviera lejos, podría ser todo lo incordiante que quisiera. Pero a siete metros de mi silla ahora está Helena de Troya, Agamenón no anda lejos, y Paris no tardará en hacer aparición, estoy segura. No veo a Héctor, ni a Ulises, ni al exagerado de Aquiles, siquiera.

Quiero partir en mi nave de negras velas.

Thesaurus

Idealismo: Asunto que requiere tiempo y energía. Yo no tengo.

Al momento

  • Fragile Things, N. Gaiman