Me niego a titular esto

Ando falta de inspiración. No, no es eso. Es que a mis quince centavos de imaginación les estoy sacando el kilo, en el trabajo. Estoy descontando hasta la última aceituna que me he de comer en estas fiestas. Parece que todo se confabuló, porque justo ahora que no tengo clase (mejor dicho, que ya no estoy yendo), me estoy quedando hasta más tarde en el periódico. Los murciélagos ya me extrañaban. Antes de que me pongan esas caras, sí, sí los hay. Y no, no me dan miedo, ellos solo comen bichos y, con mucha suerte, fruta.

Pero el problema sigue ahí. De qué escribo. Claro que el blog es mío, y puedo pegarme vacaciones cuando quiera, pero ya me conozco, un poquito de indulgencia, y es apaga y vámonos.

Yo, aquí entre nos, creo que se trata de la venganza de las musas. Todo porque el ente armó una pataleta el otro día que lo mandaron a ilustrar un tema sobre la inspiración. Qué ninfas ni qué ocho cuartos (tiene a Carmen Electra de fondo de pantalla), si uno trabaja todo el día, eso es para los vagos, etc. Para que ya no chille, y continúe con mis páginas, le digo que tiene razón, que al cuerno la musa, que la triste realidad indica que ella no moverá un dedo cuando llamemos al jefe para pedir un día libre.

Así que todo puede reducirse a una vil represalia.


Ahí viene la plaga... Mi jefe está enfermo. En Arte hay dos enfermos. Acá en la oficina hay un enfermo. Fiebres y temblores. Como solo uno es jerarquía, adivinen quién está reponiéndose en casa. Los demás, aquí bien gracias, contagiándonos al resto. Me preocupa que mi jefecito no se recupere pronto. Digo, mañana hay cierre, y no quiero complicaciones. Que cuando él no está para revisar la edición, acá me mandan de Herodes a Pilatos, mendigando editor. A lo que he llegado. ¡Fuerza, boss!

Ah. Otra cosa. Como en la MM de este sábado va a salir un error, y no quiero hablar más del asunto porque ya chillé bastante por este oscuro valle, aclaro: Narnia, 10 de enero. Long story, y ya se darán cuenta por ustedes mismos, si es que me leen. Si no, aquí no ha pasado nada, que siga el tráfico, señores, no se fijen en la sangre.

Sin grandes novedades, vuelvo a galeras.