diciembre 13, 2005

Ni cuando gano

Ya se empiezan a sentir los efectos de haber renunciado al seminario. Cierto es que el sábado, cuando los demás chicos aparecieron con sus diplomas, ya no pudo permanecer en lo secreto que ese día había sido la clausura, y mi madre armó el respectivo drama. Sus amigos tienen hijos buenos. A ella, le tocamos nosotros. Algo habrás hecho, salió por ahí un comentario. Pero creo que no sirvió para consolarla.

El caso es que llego a mi casa más temprano (sí, he vuelto a mis hábitos de quedarme haciendo tiempo extra en el trabajo, pero qué quieren, es navidad), y tengo tiempo de ver televisión (Los Simpson a las 20h00, los de Teleamazonas como que quieren resarcirme por haber quitado Héroes del aire, pero dejaré que sufran otro tanto), leer algo (aprovecho a darle gracias a James por los Cuentos Perdidos, estoy otra vez toda encantada con los elfos y eso es bueno). Y dormir. Acurrucarme y dormir. La paz ha vuelto a mi reino.

Casi. Ahora debo bajar a ver los dibujos del concurso navideño, pero esta vez me han prometido ayuda. No he visto un grano de escarcha. El optimismo campea. Creo que lo lograremos.

---Pausa para abrir los sobres. Que es todo lo que me han ayudado: a abrirlos. Al final, aunque suene a despotismo, ha quedado lo que a mí me gusta. Conste que pedí cooperación.---

Bueno, hablemos de la fiesta. En primer lugar, allí la que se paseó de arriba a abajo fue la injusticia. Porque la estábamos pasando bien, hasta yo, que me aburrí con cierta dignidad, hasta que sucedió lo increíble. Gané mi apuesta, y eso marcó mi retirada. No sin antes ver cómo el ente mutante de las mercedes se ganaba un teatro en casa (¬_¬) Nada de Némesis ni Eris, era Temis que con su venda en los ojos y su balanza, daba tumbos y alaridos por toda Expoplaza. Pobre mujer, debería irse acostumbrando.

Y la referencia obligada, el temblor de ayer, esa sensación no del todo desagradable, como cuando te saltas un escalón y estás a punto de caer, pero no te caes. Y claro, alguien tenía que venir a arruinarme el momento. La paparazza, para variar, que se aferró a mi brazo como si yo fuera antisísmica. Lo mejor fue Al, que llamó a contarme cómo había salido corriendo de su casa con el gato a cuestas. ¿Fue eso lo que me prohibió que contara? Ah no, fue lo del millón de libras que supuestamente se ha ganado.

Ups.

Pues Al, camarada mía, si es verdad que tan buen rumbo han tomado tus finanzas, me conformo con que me ayudes a salir de todos los cambalaches navideños en que, a pesar de mi reticencia en jugar al amigo secreto, estoy involucrada. Que hay que ver lo impresionante que se vuelve la lista de toda esa gente que dice que me quiere y viceversa, y entonces no me explico cómo es que le hago para, de cuando en cuando, darme el lujo de estar solita.

Thesaurus

Idealismo: Asunto que requiere tiempo y energía. Yo no tengo.

Al momento

  • Fragile Things, N. Gaiman