Santos murciélagos

No sé si es la época o qué mismo me pasa. Me fui temprano dizque para ver unas cosas en la juguetería, para Jose y para mi primo, que andan locos con el Batman este de la película. Pues me pegué el viaje hasta la Orellana, nada más para pasearme de aquí para allá hora y media mirando las caras de gusto de los chiquillos y las de terror de los padres. No hubo el dichoso Batman, y no creo que el Espantapájaros tenga tanto gancho.

Me fui sin comprar nada, preguntándome cómo es posible que me dedique a perder el tiempo de esa manera, pudiendo estar en mi cama procrastinando alegremente. Por suerte Los Simpson me esperaban con un aplastante momento de ternura (el vale por un abrazo que le da Bart a Lisa). Claro que luego se burlaron de mí sin piedad por ceder a los finales edulcorados. Suelo decir que Homero es el mejor, y en verdad que estuvo muy bien, pero Marge ganó.

Estaba con Reivaj justo en el momento en que Bart y Lisa se quedan helados pensando ¡soy el mejor amigo de mi hermano!

Nadie dijo nada. Cada vez va más enredada mi noción esa de los mejores amigos, y creo que es mejor dejarla ahí macerar un rato, a ver si luego le puedo encontrar algún sentido.