And the winner is...
Aquí concluyó la ronda de las palabras. Mañana si me animo jugaremos a otra cosa. Conteo final:
Rafael: 33 (el polémico ganador; Clau mociona su descalificación)
He estado rato tonteando con el teclado, al llegar estaba segura de lo que quería decir y ahora no tengo ni idea. Así de grave está la cosa. Cierto es que un par de noticias por acá me distrajeron un poquito, pero tampoco es para tanto. A ese té traidor algo le pusieron, estoy segura. No, espera. Lo preparé yo misma. El té es inocente. Blast. Entonces era la tostada. Mi papá la hizo. Con razón tenía esa actitud sospechosa mientras me venía a dejar.
Aunque también puede haber sido por la conversación que tuvimos. Me pregunto, ¿por qué los padres te animan a hablar y a sincerarte, sin haber puesto el seguro? Es decir, ¿por qué preguntan sin prever la posibilidad de que no les guste lo que van a oír?
El mundo de los sueños es curioso. El viernes Fufura me dijo que no le había gustado algo que hice. O que dije, más bien. Y bueno, me fui a casa sintiéndome retada e incomprendida. Violines and such. Y anoche soñé que nos peleábamos por alguna de las bromas absurdas que nos hacemos. Me desperté pensando que tenía que mandarle un mensaje, un email o llamarla cuanto antes. Luego recordé que no nos hemos peleado. Igual se lo conté. Como es natural, se mató de risa.
Ya me estoy dando mis cachetadas morales para que se me quite la sensación de estar todavía en Morfeolandia, cuando la paparazza (sí, ya me habla) me cuenta que ha soñado que yo la invitaba a visitarme y a conocer a mi familia. Que se despertó pensando que tenía que llamarme para preguntarme dónde, y luego se dio cuenta que no había sido real. ¿Qué extraño, no?, me dice, sonriente. Sí, le certifico yo. Bien extraño. *escalofríos*
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