El diccionario dice fluctuante

(feliz día pa mí...)

Hizo una bonita mañana. O es que yo vine de buenas. También puede ser. Toy riéndome de los dolores musculares de la ppzz, que empezó esta semana a tomar clases de natación. La muy pilas se apuntó a las 6 am. Habráse visto. Cuando yo tenía 11 o 12 años (mejor no hago números) tocaba levantarme a las seis para estar en la piscina a las siete, todo bien, de niños nos acostumbran al sacrificio. Pero a estas alturas. En fin, es algo necesario para su seguridad (aunque ella insiste en que al mes que termina el curso, quedará cual modelo de temporada 2006; si fuera tan fácil).

Hoy es el día del periodista. Felicidades a todos ellos. Me robo un poco de la gloria, que yo no soy tan representativa del gremio, con lo tensas que le tengo las riendas a mi curiosidad. Que ahí está, la doña, pero no la dejo aventurar demasiado. Además en opinión de muchos mi trabajo, muy periodístico que digamos, no es. Mis amigos se ofenden en mi nombre cuando oyen algo por el estilo. Yo no me ofendo porque... Porque en el fondo creo que no es del todo equivocado: yo sabía, cuando me estaba inscribiendo en la carrera, que no era por ahí, que en honor a la verdad debía ir a tocar la puerta de al lado, pero lo hecho hecho está. No la pasé mal, y me las he apañado en el trabajo. Lo que hago ahora, está en la más remota frontera del periodismo, con un pie y medio en el otro hemisferio y no puedo decir que sea cuestión de la suerte, el destino o culpa del sistema, porque en este caso todos los caminos condujeron deliberadamente a la Roma en que me hallo.

Me pregunto a veces si no será todo descaro mío de pretender que la situación siempre se adapte a mi conveniencia, de salir siempre sin despeinarme (ojo que no estoy diciendo que no le tenga amor al trabajo, hagan de cuenta que eso ni les pasó por la mente, los que me conocen saben la verdad... y guardarán el debido silencio ¬¬), o si esa vaguedad vocacional no será solo evidencia del todo al que pertenece.

E insisto en que está linda la mar.