Moria

El sol campeó hasta ayer. Hoy dijo: A Dael le duele la garganta. Vámonos con nuestra música a otra parte. Y me dejó con el día más lento del que me acuerdo desde... ¿Cuándo fue la última vez que estuve enferma y se me hizo eterna la jornada? ¡Dos años! =S ¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos!

No sé que relación haya entre que día nublado / día largo, ni pretendo argumentarla. Pero se siente así. Hay cosas mucho más difíciles de entender en este universo, y suceden. Como esa relación entre mis oídos y mi garganta. Que si la una se infecta, los otros se inflaman. Y es chistoso ponerte de pie, perder el equilibrio y, sin apenas moverte, dar una vuelta sobre tu propio eje. Reivaj tan lindo, se quedó hasta la una de la mañana sentado conmigo, otra vez en el patio, él estudiando y yo haciendo nada.

Curiosamente, no estornudo, ni toso, ni tengo fiebre ya. Solo esa sensación de que Tolkien me engañó, de que los enanos de Moria no estaban muertos, se fueron de parranda hasta este año, en que han decidido que mi cavidad craneana es buen lugar para su próxima mina, con el plus de que a picos y azadones le unen el descubrimiento de la pólvora. Bien puede ser, pregúntenle a mi mamá, que de tantas historias de enanos y mazmorras se me haya reblandecido el cerebro. De ahí a que encuentren mithril, es otra cosa.