enero 02, 2006

El nuevo hace de las suyas

El 2006, además de nuevos cachivaches que orbitarán durante un tiempo conmigo, me ha traído dolor de garganta. Eso, o es la venganza del 2005.

Para colmo, voy a la enfermería, y está cerrada. A los culpables de mi desgracia, esos infames quemadores de años viejos de mi barrio, les será enviado su respectivo mortífago (para contrataciones, hablar con Claudieko).

Por el momento, veré si aspirina puede hacer algo por mí. (Update: no, no hace nada).

No salí a ningúuuun lado el fin de semana, excepto a conversar un ratito con Namida (y conocerla, de paso ^ ^); un cumpleaños (Reivaj y yo fuimos retados por resolver ciertas diferencias de opinión antes y durante la fiesta), la obligada compra de última hora a la que mi madre me despachó en compañía de Jose, y a la iglesia. Ya, bueno, sí salí. Pero ayer, fue la decadencia total.

Intenté ver televisión. Pero ahora que pasé al clan de los que no tienen televisión por cable (por estas fechas tiende a ocurrir, algo relacionado con que se acercan los exámenes finales y hay tres estudiantes en casa), no sirvió de nada. Intenté buscar entre mis viejos cds. Me quedé escuchando la misma canción no sé cuántas veces y me puse tonta (Whatever happened to / the life that we once new...).

¡Basta! Hagamos algo útil. Investiguemos para el tema de la próxima semana. Qué divertido. Acabé sentada bajo el arbolito de grosellas que hay en el patio, a riesgo de que me picaran las abejas, mirando la elegancia con que mis gatos expresan su aburrimiento.

Hasta que hubo visitas. Rasec, el mejor amigo de mi dad, que combina dar clases de física con ser un chismoso de primera, y que comparte con mi viejo ese estilo Thornberry (si por ellos fuera nos iríamos todos en una casa rodante a la selva). Rasec siempre está presumiendo de algún descubrimiento, no sé por qué no le dan un Nobel de una buena vez, a ver si se apacigua. Esta vez, nos anuncia que le han regalado un huevo de avestruz, que mide tanto y pesa cuanto, y que la cáscara es de no se qué color, y que lo están empollando en el laboratorio, y que ya verás cuando salga (como soy magnánima, me reservé las dudas).

Ahora, al igual que aquí, en casa he andado insoportable, tomándole fotos al dragoncito allá y más allá, con y sin cascarón, chantajeando a mi familia para que se dejen fotografiar con él (ninguno quiso) y fastidiando con el nombre, que todavía no me decido. Tonces ya como que están un poquitín hartos del tema (es que no me tienen paciencia; por cierto ¿han visto que están vendiendo la biografía del Chavo?). Por eso me sorprendió que mi papá contestara, con cara de no sé por qué, pero no estoy impresionado:

- Ah, sí, bueno, a Dael le regalaron uno de dragón.

La cara de Rasec... Priceless.

Yo, feliz de mostrarle la prueba del delito. Mi Innominado, gracias a su oportuna intervención, ha sido adoptado oficialmente en la familia. No tiene nombre, pero ya tiene apellido. Y mi madre, que ha tenido la gentileza de arreglar un poco mi jaula, lo ha puesto en un sitio de honor... justo encima de Cáliz de Fuego, en frente de mis demás libros. Y pensar que hace unos años ese libro estuvo en riesgo de ir a parar a la basura. Las vueltas que da la vida. Este año pinta para interesante.

Thesaurus

Idealismo: Asunto que requiere tiempo y energía. Yo no tengo.

Al momento

  • Fragile Things, N. Gaiman