febrero 20, 2006

Avatar

Reivaj dice que soy una chillona. No es cierto. Cualquiera se queja si se lastima los dedos del pie. Y ese insensible aprendiz de curandero viene y, sin previo aviso, empieza a darme golpecitos y apretones a ver si algo se ha roto.

- Como vuelvas a hacerlo, te voy a maldecir -le advierto, muy considerada.

- Maldice todo lo que quieras pero en tu mente. Quédate callada que me distraes.


Gracias a los atentos cuidados de mi hermanito, ya no hay dolor (por poco y no hay dedos). Pero anduve coja toda la tarde. Anduve es un decir porque me la pasé acostada.

Aproveché para ponerme al día en dibujos animados y demás. Están repitiendo Smallville, así que lo vi sin volumen. Pero lo vi. Y también Megaman. Van por esta parte en que a Lan (el protagonista) y a sus amigos se les cae la conexión ni bien han liberado a sus avatares, y estos se quedan en el mundo virtual sin poder comunicarse con sus contrapartes.

Dejando a un lado lo que pasa después en ese capítulo (vean la serie), Lan y Megaman son físicamente parecidos. Claro, el uno lleva ropa normal y el otro una malla azul. Pero en personalidades, el niño real y su avatar son independientes.

Según tengo entendido, un avatar es la encarnación de un dios. En internet usamos el concepto al revés. Dejando la cuestión de la deidad aparte, los avatares que creamos en la red no son encarnaciones nuestras, son nuestras proyecciones incorpóreas. Con el tiempo sus voces van adquiriendo un color distinto al de la nuestra. Reaccionan diferente. Se ríen de cosas que nosotros no podríamos, se tornan violentos donde nosotros ni nos inmutaríamos, y pelean por causas ficticias. Se toman descansos de existir, un lujo que nosotros no tenemos. Es divertidísimo. También sé que no todos jugamos a esto. Hay quienes mantienen la identidad. Imagino que requerirá mucho autocontrol, o mucha honestidad, o mucha autoestima, no sé.

Veo que otra vez me estoy metiendo en un problema de alter ego. Yo, de este lado de la línea, hablo de Dael a pesar de que ella firmará este post. Está bien. Por ahí entre nosotras nos entendemos, creo que no se ofenderá por la invasión del espacio. También espero no enredarlos demasiado. Puede parecer que intento ponerme críptica o que escribo pensando un pequeño grupo. No es tan así. Yo soy todavía más egoísta: la mayor parte del tiempo escribo para mí misma.

A veces no se entenderá las cosas que pongo aquí, eso lo acepto de antemano. Tengo que usar ciertos códigos que los más expertos (aka los que llevan más tiempo rondando por estos mis delirios) irán desentrañando. Los uso para hacer ciertas situaciones más soportables. Dicho esto, cedo la palabra a la huésped, que hace rato que está dando golpecitos de impaciencia en el teclado. Por cierto, siempre me intrigó que se use la misma palabra para el hospedador y el hospedado. Quizá sea lo más pertinente aquí; ambas somos las huéspedes y así nos evitamos discutir quién aloja a quién.


Avatar o no avatar, aquí otra vez Dael al mando. Me consta que todo lo escrito arriba, crueldad fraternal incluida, es cierto, sumando el detalle de que el accidente fue culpa de cierta persona por su mala costumbre de andar por la casa sin zapatos. En ese asunto del alojamiento, declaro que al cierre de este post la accionista mayoritaria es la aquí firmante. Quería contarles un par de cosas pero alguien ya no me dejó espacio.

Thesaurus

Idealismo: Asunto que requiere tiempo y energía. Yo no tengo.

Al momento

  • Fragile Things, N. Gaiman