Póst-umo
Mi viejo y querido celular. Mientras más viejo, más cariño le tenía. Y se fue. Me abandonó. O mejor dicho, me lo arrebataron. Así es la vida de cruel. Deja que te prendes de algo, solo para quitártelo cuando estás en la nebulosa de Andrómeda, o lo que es lo mismo, a punto de cruzar la misma calle de todos los días, con el piloto en automático.
*Un minuto de silencio*
Es tan desesperanzador comprobar lo imposible que es defender tus posesiones materiales desde poco más de metro y medio.
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