Día 4

Quién lo hubiera dicho. En apenas cuatro días, los lazos afectivos entre mi ventilador y yo, se han afianzado. He frustrado varios intentos de secuestro en su contra, y también he desarrollado cierta adicción a la limonada. Ya que a ratos me aburro, aprovecho para hacer un seguimiento de la conducta familiar, dado que hay ocasión. Me ha parecido notar que mi madre conserva su tono imperativo. Curioso. Tiene ideas raras, como que emplearé el tiempo en ordenar mis cachivaches. Mi padre sigue pensando que sabe cocinar. Optimista, el hombre. Por Reivaj sé de la proliferación de los programas deportivos que no tienen absolutamente nada nuevo qué decir, pero igual ahí están. ¿Reemplazarán a las novelas? Y me preocupa la simbiosis entre el menor de mis hermanos y el teléfono. A mi mamá lo que le preocupa, es la planilla.

Así que, aún tengo pendientes un par de cosas por leer. La Alicia de Carroll, al menos la primera parte, y el Dr. Jekyll y Mr. Hyde. El testamento que es Eldest, que me prestó Moonie, lo llevo por la mitad. No he visto ninguna de las pelis de anime todavía, pero calma que tiempo hay (espero).

A este paso vuelvo mañana a la oficina.

No, mejor vuelvo al ocio, que me está llamando.