Desacuerdos
Recuerdo que cuando me di cuenta que de verdad Hércules Poirot moría, me indigné. Lo que no me acuerdo bien es cuántos años tenía, 13 o 14. No quería saber nada de una tal Miss Maple. ¿Quién era esa impostora arribista? No volví a ver nada hasta hace un par de años que encontré la coleccioncita de novelas de la Christie, y ya sin hacer tanto drama ví que la suplantadora era en realidad una dama inofensiva.
Poco antes, estaba descontenta con el giro que la Alcott le dio a la parte final de Mujercitas. Sí, yo leí eso. Ahora me da una especie de estupor pensarlo, pero bueh. Son parte de lo que Claudieko llamaría el oscuro pasado.
Igual, unos añitos previos a esa época, cuando mi papá ponía sus discos de los Beatles, y yo creía que eran lo mejor que había en este mundo, me dio un shock saber que ya no eran jóvenes (con razón hacían películas en blanco y negro) y que además, uno de ellos se había muerto. Por supuesto, para mí toda la culpa era de Yoko. Todavía no la quiero, pero ya puedo hablar de ella sin apretar los dientes.
Y así, siempre he tenido mis desacuerdos justo con la gente que tiene la autoría indiscutible de las cosas que más me gustaron. Y lo peor es que hasta hoy no se me olvidan las sensaciones que me causaban. Es como instintivo, si no las tengo todas conmigo, me las mencionan y empezaré con mi rutina de ¿Pero por qué? ¡¿Por qué?!
Puede ser el final de Evangelion (nooo); o la segunda temporada de Sailor Moon (¡tenían que arruinarla!); también el segundo año del seminario, el porqué congelan/carbonizan a Han Solo, el porqué Matsumoto nunca concluyó la historia de Harlock (pedazo de vago), el porqué dejaron de producir Futurama, o porqué termina como termina la Princesa de los mil años, porqué desapareció durante tanto tiempo el Manicho (oigan, hay quien reclama por el cambio de nombre del Milkibar). También me gustaría preguntarle al tal Peter Jackson qué lo hizo pensar que podía ignorar olímpicamente la existencia de Glorfindel y darle toda la gloria a Arwen. O a la tal Rowling, qué se necesita para tan cruel como para sacar a Sirius Black del escenario.
Al fin me he resignado a que todo eso forma parte de los misterios del universo. Y podría continuar. Pero es mejor no darme piola. Además, quejas y todo, es como protestar contra el poco interés en nuestra salud que manifiestan los que venden pizzas o hamburguesas. Uno siempre vuelve. Como le diría Homero al sánduche descompuesto que le impidió ir a Parque Frenesí: No puedo enojarme contigo.
Este...
Se supone que en nombre del feriado, dispongo de este día y tres más para terminar con mi trabajo. Bonita forma de ponerme al día que tengo.
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