mayo 15, 2006

Roles

Sabía que el sábado me tocaría trabajar. Me resigné a ello el viernes. No de muy buen grado, pero me resigné. Total, vendría en la mañana, y luego podría salirconmimamá/iraveranimeconlosotrosobsesivos/visitaraAl/caerlealaRata.

Pues por la mañana, me dijeron que ni asome por la oficina. Que al medio día. Lo cual dio ocasión a ser designada parte de la escolta de mi madre en su recorrido en busca de zapatos. Ay, dolor. Qué manera de dar vueltas. Casi lloré de la emoción cuando al fin encontró algo a su gusto y anunció que podíamos volver. Mi hermano, el muy astuto, nos abandonó a medio camino.

Al medio día, todavía nada. Que tipo seis de la tarde (¬ ¬). Me instalé con el alien y la mujer lobo a ver Appleseed. Aprendí que hitomi significa pupila, y que para los japoneses es un nombre muy bonito. También que sería terrible que hubiera tal cosa como un látigo-espada que rebane un auto como si fuera una aceituna. Y que, a ratos, no sería tan malo ser un bioroid (un humano clonado, con las emociones prácticamente suprimidas).

A las seis y media me acordé -par de llamadas perdidas- que tenía trabajo y partí, muy contenta porque conseguí que me prestaran Lain. Espero que el dueño se haya despedido, porque ya que empecé a verla, no hay devolución. Esa serie es como un mazazo en la cabeza. A ratos es una belleza y a ratos un horror. Y tan fría.

Claro, encontré al ente echando chispas porque llegué a la oficina pasadas las siete. Los remordimientos no me dejaban vivir, pero como me daba pereza buscar tostitos para cortarme las venas (la tienda queda lejos), me animé pensando que al fin iba a hacerle su visita a Clau, con quien es tan interesante hablar como leerla. Conocí a la Pecadora (al parecer aún se me considera joven; eso, o se esperaba que fuera yo más vieja). Hubo queso y actualizaciones (aka chisme).

El domingo, como ya había hecho todo cuanto podía por mi madre (no estorbar es la clave), solo quedaba esperar a que llegaran las demás matriarcas a las celebraciones. Para darme valor, me puse a ver Slayers hasta que me dolió la panza de reírme. ¡Tantas cosas que recordaba, y tantas que no! También me di cuenta que los doblajes al español son bien traicioneros (pa variar). Incluso los mexicanos, que siempre me han parecido que hacen un buen trabajo.

En un rincón, la pila de periódicos me miraba con reproche, pero decidí ignorarlos. Hoy pagaré el precio de mi desidia. Me tocará irme temprano a leer noticias viejas. Qué emoción. Por qué no son ya las seis de la tarde. Es que no quepo en mí de impaciencia.



Ah, sí. ¿Los festejos por el Día de las Madres? Bien, gracias. Buena comida. Como mi suerte dictamina que no haya gente de mi edad, mis opciones eran: a) Unirme al aquelarre de madres, tías y abuelas. Paso. b) Mi padre y su grupito hablando de fútbol. Ídem. c) La facción adolescente mutante, atacando la comida. Ni hablar. c) Reivaj, Jose y su audiencia, contando chistes machistas. Creo que les arruiné el ambiente. Pero ni modo.

De repente caí en cuenta. Estoy desubicada. Y en mi propia familia.

Sin que se dieran cuenta, me fui a seguir departiendo con el televisor.

Supongo que cada quien cumple su rol en las familias. Los que en las reuniones cuentan los chistes, los que arman las peleas, los que acaban con las provisiones, los rayitos de sol, las ovejas negras. Yo no cuento chistes, ni peleo con nadie, ni puedo competir con mis primos en el quién come más, ni brillo, ni me parezco a la difunta bisabuela, ni he provocado aún la vergüenza o la ira del clan.

Diría que hay que trabajar en eso, pero quizá sucede que alguna función tengo, solo que no me doy cuenta.

Thesaurus

Idealismo: Asunto que requiere tiempo y energía. Yo no tengo.

Al momento

  • Fragile Things, N. Gaiman